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Esguince en el pie

Los ligamentos son las bandas de tejido que se encargan de afianzar las articulaciones en todo el cuerpo. Por lo que, cuando se elongan más allá de sus capacidades o cuando una articulación se sitúa en una posición anormal, estos generan torceduras o esguinces y desencadenan diferentes síntomas.

A pesar de que se distinguen varios tipos de esguinces, ciertamente, uno de los más comunes es el esguince de pie. Así, dada su importancia, es apropiado saber en qué consiste y qué niveles de gravedad puede alcanzar, al igual que, cuáles son sus causas, signos, tratamientos y formas de prevención para cuidar la articulación de una distensión.

¿Qué es un esguince de pie y qué grados hay?

Básicamente, un esguince de pie consiste en una lesión o torcedura que provoca el daño de los cordones fibrosos que forman la porción ligamentosa que conecta los huesos ubicados en la zona del pie. Siendo así, una afección que se origina a causa de una rasgadura parcial o total y produce un notable dolor, inflamación y otras molestias en dicha extremidad inferior del cuerpo humano.

Por su parte, normalmente, los esguinces en los pies son generados cuando una persona práctica ciertas actividades físicas en las que su cuerpo produce un giro mientras que su pie no rota en el mismo sentido. Ahora bien, para poder tratar esta patología, antes que nada, es importante definir en qué nivel de gravedad se encuentra para así formular los métodos de cuidado oportunos.

Entre esta clasificación, se destacan los siguientes niveles:

Grado 1

Consiste en un esguince leve ocasionado por un sobre-estiramiento forzado de los ligamentos que unen los huesos del tobillo, pero sin llegar a la ruptura de los mismos. En consecuencia, el dolor que manifiesta el paciente es minúsculo, la inflamación es ligera y no hay laxitud articular asociada a la lesión. Gracias a ello, es posible realizar movimientos completos, el tratamiento es sencillo y el proceso de recuperación se torna rápido.

Grado 2

En este caso, corresponde a un esguince de pie moderado. Debido a que, se presenta una rotura parcial del tejido ligamentoso (ya sea el 50% o menos) y como consecuencia, el dolor es mayor en comparación con el esguince de primer grado. Sumado a ello, el proceso inflamatorio resulta acentuado, aparecen hematomas en la zona impactada y es posible que muestre cierta deformación. Por lo cual, se reporta inestabilidad articular ingrávida.

Grado 3

Se caracteriza por desencadenar el desgarro de la zona ligamentosa (uno o más ligamentos) en su totalidad. De manera que, es el esguince de pie más grave de todos y desata un estado patológico más agudo. Tomando en cuenta que, produce un fuerte dolor, la inflamación es exuberante, existe una deformidad y equimosis elevada, al igual que una impotencia funcional de la articulación de manera penetrante. En este caso, el proceso de rehabilitación es lento y puede demorar hasta más de 8 semanas.

¿Cuáles son las causas y factores de riesgo de sufrir un esguince en el pie?

Tal y como mencionamos en la parte anterior, específicamente, las torceduras en el pie o de los dedos del pie son propagados cuando el cuerpo de la persona gira y su extremidad no lo hace al mismo tiempo; dando lugar así, a un desgarro o estiramiento brusco de las bandas de tejido. No obstante, detrás de este móvil, existen numerosas causas y factores de riesgo que proliferan una lesión de ese tipo y exteriorizan el cuadro sintomatológico propio de un esguince de pie.

A continuación, destacamos cuáles son los orígenes más comunes de dicha dolencia:

  • Habitualmente, es una lesión que se manifiesta cuando el paciente se ejercita en superficies o terrenos irregulares.
  • Si se produce una caída por la cual la persona derribe un pie erróneamente o tuerza el tobillo, también es probable que exista una torcedura en el pie.
  • Los fuertes pisotones o pisadas por parte de otras personas directamente en el pie, sobre todo durante una actividad deportiva, son otros de los principales móviles para contraer un esguince en esta parte del cuerpo.
  • Los traumatismos o golpes directos en el pie, en la mayoría de los casos, producen este estado patológico.
  • Usar un calzado inadecuado, también incrementa las posibilidades de que se genere una lesión de esta categoría en el pie. Ya sea porque el zapato no ajusta bien dichas extremidades, porque es un calzado de tacón alto o porque no es el indicado para una determinada actividad deportiva.
  • Las personas con obesidad o sobrepeso, tienen más riesgos de padecer un esguince en los pies o en cualquier región de las extremidades bajas.
  • Otro de los peligros para experimentar un esguince de pie, es la edad. Puesto que, con el paso de los años, las articulaciones muestran un mayor desgaste y como consecuencia, son más propensas a lesionarse.
  • Si una persona no cuenta con un buen estado físico, por supuesto, presenta déficit de fuerza y flexibilidad en los músculos, ligamentos y tendones; por lo que se pueden desencadenar esguinces u otros traumatismos fácilmente.
  • Cuando una persona no realiza el calentamiento y estiramiento adecuado antes de practicar una actividad física (e incluso, después de hacerlo), es probable que se desarrolle una lesión que afecte la porción ligamentosa y así, intervenga en la articulación.
  • Un factor de riesgo común para sufrir un esguince de pie o tobillo, se basa en la forma del pie del paciente. En vista de que, por su naturaleza, el pie varo, retropié valgo, antepié cavo y tendón de Aquiles; presentan una mayor eventualidad para tener una distensión.
  • Las personas que, anteriormente, han padecido una lesión en el pie, poseen dos o tres veces más probabilidades de contraer un esguince en la misma zona.

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Principales signos y síntomas que nos advierte que tenemos un esguince de pie

Principales signos y síntomas que nos advierte que tenemos un esguince de pie

Para diferenciar una torcedura de pie de otras lesiones que resultan parecidas, es importante evaluar el cuadro sintomatológico que presenta el paciente. Valorando que, además de los signos propios de esta clase de afección, es apropiado descubrir en qué nivel de gravedad se encuentra y esto también puede realizarse a partir de los síntomas.

Así, detallamos las principales manifestaciones que se desarrollan a causa de un esguince en el pie:

  • Intenso dolor en el pie tras sufrir la torcedura: Según el grado de gravedad, la molestia puede ser más o menos fuerte.
  • Inflamación o hinchazón: Pues, una vez se desarrolla el esguince, la principal deformación que se observa en la región afectada se basa en un proceso inflamatorio.
  • Hematomas o moretones localizados: (cambios en el color de la piel de la extremidad inferior). Esto, debido a que es posible que algún vaso sanguíneo situado en el área se rompa.
  • Posible dificultad de movimiento: Dependiendo de la seriedad de la lesión, se reduce la movilidad del pie y en los casos más graves, el esguince produce la parálisis total de la articulación impactada.
  • Sensación de calor o elevación de la temperatura en el pie: Ante una torcedura fuerte, una de las principales reacciones del cuerpo es aumentar la temperatura en la zona lesionada y esto, normalmente, se reduce con el paso de las horas.
  • Incapacidad de apoyar peso sobre el pie que resultó afectado: Dado que, la región y sus alrededores serán muy sensibles ante cualquier incentivo.
  • Si el esguince de pie recae o empeora, se manifiesta síntomas tales como: Adormecimiento o frío por debajo de la lesión (especialmente en los dedos del pie), piel pálida o azulada en la extremidad e intensificación del dolor.

¿Qué tratamientos hay para mejorar los síntomas de un esguince en el pie?

Por fortuna, existen numerosas formas de tratar un esguince en el pie para mejorar los síntomas y con ello, acelerar el proceso de rehabilitación del paciente para que logre normalizar el funcionamiento de su articulación. Ya sea con terapias complementarias, remedios inherentes, hábitos saludables, suplementos nutritivos, tratamientos fisioterapéuticos y/o medicamentos indicados.

Por tal razón, según las capacidades de cada persona, ésta podrá recurrir a los siguientes métodos para asistir su lesión en el pie:

Terapias alternativas y complementarias

Debido a sus óptimos resultados para minimizar la dolencia generada en el pie por un esguince y regular su capacidad de movimiento, en este momento, se recomiendan algunas terapias alternativas específicas que proveen un efecto analgésico, antiinflamatorio y relajante para calmar las molestias que ocasiona un esguince, por defecto.

En consecuencia, es aconsejable implementar lo siguiente:

  • Terapia de frío y calor: Es un tratamiento que se fundamenta en las propiedades del calor y frío para expeler los principales síntomas que se manifiestan a causa de una torcedura. Dado que, el calor ayuda a incrementar la circulación de la sangre y el frío cuenta con la capacidad de reducir la inflamación y aliviar el dolor, por lo que se utiliza para mejorar patologías musculoesqueléticas. En este caso, se debe iniciar la terapia con frío durante las primeras 48 o 72 horas, aplicando compresas o una bolsa de hielo sobre el pie por 15 o 20 minutos cada 3 o 4 horas. Posteriormente, cuando se cumplan los dos o tres días, es apropiado aplicar calor con bolsas de gel o compresas y alternarlo con el frío.
  • Terapia de compresión: Consiste en una terapia que, utilizando un elemento elástico para ejercer una presión controlada en alguna parte del cuerpo, se enfoca en regular el funcionamiento de la pared vascular y reducir la irrigación sanguínea con el fin de mitigar el dolor presente. En consecuencia, para aliviar un esguince de pie, los pacientes pueden usar medias de compresión ortopédicas que refuercen las venas y optimicen el metabolismo en los tejidos. Por otro lado, también se puede emplear un vendaje elástico o una tobillera de compresión.
  • Remedios naturales con uso de plantas: La medicina natural que brinda numerosos remedios inherentes, también se estima como una fórmula útil para mejorar los síntomas provocados por un desgarro en las extremidades inferiores. Tomando en cuenta que, esta emplea plantas con propiedades idóneas para combatir el dolor y la inflamación cuando uno o varios ligamentos son afligidos. De tal manera, vale la pena considerar los siguientes remedios naturales que precipitan la rehabilitación de los pacientes: remojar el área con pimienta de cayena y agua tibia, utilizar un emplasto de arcilla todas las noches, aplicar cúrcuma con agua, frotar el pie con aceite esencial de árnica y tomar infusiones de jengibre, romero, cola de caballo, apio, abedul o eucalipto.
  • Hábitos de vida saludable: El hecho de tener ciertos hábitos saludables y practicarlos día tras días, es vital para aminorar un esguince de pie e incluso, evitarlo en la medida de lo posible. En vista de que, dichos hábitos ayudan al organismo a funcionar con total vehemencia, de manera que tenga la capacidad de obstruir la aparición o el desarrollo de diferentes patologías. En ese sentido, para mejorar o prevenir una torcedura de pie, se sugiere: Hacer actividades físicas todos los días paulatinamente y sin excederse, eludir el sedentarismo y la obesidad, fortalecer las articulaciones con los estiramientos pertinentes, ingerir alimentos ricos en vitaminas, proteínas y minerales, al igual que, usar zapatos adecuados para cada ocasión.

Suplementos alimenticios

Por sus propiedades plagadas de vitaminas, minerales, proteínas, enzimas, aminoácidos e hierbas, los suplementos alimenticios o nutricionales son apropiados para que el organismo de las personas garantice un óptimo bienestar en general, gracias a que no presentará déficits de sustancias esenciales para realizar todos sus procesos de forma correcta.

Se aconseja consumir los siguientes suplementos alimenticios en conjunto con una dieta sana y equilibrada para tratar el dolor, atenuar la hinchazón y fomentar el cuidado articular, naturalmente:

  •  Fósforo: Se refiere a un nutriente o mineral vital en cada una de las células presentes en el cuerpo humano. El cual, tiene como objetivo conservar la fortaleza de los huesos al trabajar en conjunto con el calcio y en consecuencia, se considera relevante para el crecimiento, mantenimiento y reparación de los tejidos y células. Por ese motivo, ofrece mejoría tras desencadenarse un esguince en el pie y/o en las extremidades inferiores, valorando que, también ayuda a calmar el dolor muscular. Sus principales fuentes alimentarias, son: carne de res y de cerdo magra, queso (parmesano, romano y de cabra), pescados (bacalao, salmón o pescado blanco), productos ricos en soja, frutos secos (almendras, nueces y anacardos), etc.
  • Colágeno: Consiste en una sustancia que interviene en la reparación de los ligamentos y tendones que sufren daños, promueve la salud articular, mejora la movilidad de las articulaciones, reconforta los huesos, atenúa el dolor y reduce la inflamación. Por lo cual, es una óptima solución para mejorar los diferentes síntomas ocasionados por un esguince en el pie. Es por ello que, resulta ideal que los pacientes con torceduras consuman colágeno a través de: queso, leche, huevos, carne, pescado azul, gelatina, frutos secos, aguacate, apio, cebolla, cerezas y fresas, por ejemplo.
  • Calcio: Es un mineral sustancial en el cuerpo humano que, así como fomenta la vitalidad de los huesos y ayuda a que estos no se quiebren, también permite que la reconstrucción del tejido ligamentoso sea más rápida y eficaz por parte del organismo, cuando se producen esguinces o torceduras. De tal modo, durante el proceso de rehabilitación de una distensión en el pie, es apropiado consumir alimentos ricos en calcio, ya sean: frutos secos (almendras, avellanas y nueces), productos lácteos (leche, queso y yogur), sardina, salmón, naranja, albaricoques, higos, pasas de corinto, frijoles rojos, col rizada y brócoli.
  • Ácido hialurónico: Médicamente, es una sustancia que se utiliza para tratar el dolor articular y la rigidez a través de inyecciones o transfusiones con el objetivo de estimular la rehabilitación de una lesión en las extremidades inferiores. Sin embargo, de forma natural, los pacientes también pueden consumir ácido hialurónico para optimizar el estado funcional de la articulación que sufrió el impacto durante la torcedura. En este caso, los alimentos más recomendados son: cereales integrales, arroz integral, tubérculos con almidón, carne de res, cordero, ternera, pato, pavo, levadura, cilantro, perfil, pimientos rojos y verdes, cacahuates, frijoles, etc.
  • Vitamina C: Se distingue como elemento primordial para conservar la salud de los ligamentos y tendones a lo largo del cuerpo humano, gracias a que influye notablemente en la síntesis de colágeno de alta calidad en el organismo. Sumado a eso, fortalece el sistema inmunológico y cada vez que se manifiesta una lesión que altera las articulaciones, también provee un efecto antiinflamatorio y analgésico para que estas puedan volver a funcionar con normalidad. Ahora bien, básicamente, los alimentos ricos en vitamina C, corresponden a: naranjas, guayaba, melón, piña, kiwi, papaya, toronjas, patatas, pimientos rojos y verdes, espinacas, repollo, coliflor y brócoli.

Tratamientos de fisioterapia

Si bien es cierto, la fisioterapia es una rama de las ciencias de la salud que, con el objetivo de restaurar la función de diferentes partes del cuerpo o evitar que se pierda por completo, usa los agentes físicos o elementos naturales para fomentar un óptimo proceso de recuperación. En consecuencia, para mejorar la movilidad de las articulaciones tras un esguince de pie, se aconseja incluir un tratamiento de fisioterapia en el plan de rehabilitación del paciente.

Por su parte, para ello, el fisioterapeuta que es el procesional de la salud capacitado para practicar los diferentes ejercicios que propone la fisioterapia, deberá analizar el caso de cada persona de manera detallada, para definir qué cantidad de sesiones y/o ejercicios requiere para reducir la inflamación, obtener la movilidad normal, recuperar el tejido lesionado, restablecer la amplitud de desplazamiento y estimular la estabilidad de la persona. Todo esto, dependiendo del nivel de gravedad de la afección y sus condiciones.

Algunos de los ejercicios alternativos más comunes para cuidar y fortalecer los pies son:

  • Extensión del dedo del pie: Ubica una silla cómoda, siéntate en esta rectamente y coloca el pie afligido sobre el muslo opuesto. A continuación, con una mano, toma los dedos del pie y tira de ellos en dirección hacia el tobillo (hasta sentir un estiramiento en la parte inferior de la extremidad y el cordón del talón). Con la otra mano, masajea el arco de tu pie durante el estiramiento y mantén esto por 10 segundos. Se recomienda hacer 10 repeticiones por cada pie.
  • Agarra la toalla del suelo: Es un ejercicio que fortalece los músculos de la parte superior de tus pies y dedos. Para implementarlo, tienes que sentarte y colocar una toalla pequeña en el suelo frente a ti. Después, sitúa los dedos de un pie en el extremo de la toalla y procede a arrugarlos para poder tirar la toalla hacia ti. Con cada pie, debes repetir esto 5 veces.
  • Separación de los dedos: El paciente debe sentarse en una silla cómoda y posterior a eso, separar todos los dedos de su pie hasta donde pueda para mantener esa postura por 5 segundos consecutivos y repetir 10 veces en cada extremidad. Por medio de tal movimiento, podrá ganar control sobre los músculos de los dedos del pie afectado.
  • Tramo de Aquiles: De pie, colócate frente a una pared y extiende las palmas de tu mano hacia esta. Seguidamente, coloca un pie detrás de ti con la rodilla recta y dóblala sobre la otra pierna (los dos talones tienen que quedar planos en el piso). Así, procede a inclinarte hacia adelante, desde la caderas hasta que percibas un estiramiento en el músculo de la pantorrilla y el tendón de Aquiles. Conserva dicho estiramiento por 30 segundos y repite el movimiento tres veces para cambiar de pierna.
  • Recoge elementos con el pie: Busca 20 canicas o pequeñas pelotas (u otros objetos con un tamaño parecido) y ten cerca un recipiente frente a ti. Una vez te sientes sobre una silla, con los dedos del pie, comienza a recoger las canicas una por una para introducirlas en el recipiente. Cuando termines, debes repetir el mismo ejercicio con el otro pie. Mediante esta práctica, es posible fortalecer los músculos de la parte inferior del pie y dedos.
  • Ejercicios propioceptivos: Se trata de un adiestramiento que tiene como finalidad optimizar la capacidad de respuesta del pie y del tobillo frente a caídas, saltos, torsiones, desequilibrios y otros estímulos similares que tienden a provocar una lesión. Gracias a ello, el cuerpo se sentirá preparado para responder de forma correcta y minimizar las consecuencias de un esguince o torcedura. Por ende, también es indicado para evitar que se desarrolle un desgarro de tal tipo.

Medicamentos

La mayoría de los pacientes que sufren un esguince de pie, en lugar de acudir al médico, comienzan a automedicarse con fármacos de venta libre (paracetamol, ibuprofeno o naproxeno, por ejemplo) para reducir la dolencia que ha desencadenado esta patología.

Sin embargo, es una de las prácticas más perjudiciales que pueden realizar las personas, ya que esto tiende a producir algunos efectos secundarios, tales como: mareos, desmayos, náuseas, vómito, diarrea, fatiga, somnolencia, adicción o hasta paros cardíacos.

Si la molestia persiste tras padecer la torcedura, lo más apropiado es visitar a un especialista en traumatología que pueda diagnosticar la afección más de cerca, lo cual, normalmente, suele hacerlo a través de:

  • Exploración física: Antes de todo, examinará el pie y la parte inferior de la pierna. Así, si la lesión lo permite, el médico tocará la piel que rodea el esguince en busca de los puntos de dolor ligero y realizará movimientos para comprobar que amplitud de movimiento logra realizar. También es posible que efectúe pruebas de esfuerzo.
  • Exploración por imágenes: Para proveer un diagnóstico más conciso, el médico puede formular una o más exploraciones por imágenes para así evaluar más detalladamente la extensión del deterioro en el pie y descartar un daño estructural asociado. Ya sea mediante radiografías, ecografías, tomografía axial computarizada (TAC), imágenes de resonancia magnética, etc.

Bajo esto, el paciente podrá someterse a un tratamiento indicado que acelere el proceso de rehabilitación del pie después del esguince. Valorando que, a partir de la diagnosis establecida, el profesional de la salud recetará los medicamentos apropiados para atacar la afección y eliminar las diferentes molestias que existen. Para ello, es valioso que considere ciertas referencias con el objetivo de prevenir la exteriorización de cualquier efecto colateral que ponga en riesgo la salud del paciente.

Dichos datos, normalmente, corresponden a:

  • Antecedentes médicos de la persona.
  • Tolerancia a los fármacos o posibles alergias.
  • Estado de salud en general.
  • Grado de gravedad de la lesión.
  • Edad.

Cirugía

Cuando se origina un esguince de primer o segundo grado, por lo general, los pacientes son sometidos a diferentes tratamientos no quirúrgicos a partir de los cuales se obtiene la recuperación total de la articulación. Pero, si se trata de un esguince de tercer grado que provoca la ruptura completa de uno o más ligamentos, en muchos casos, se tiene que precisar una cirugía.

Esto, en vista de que, es complejo remedir un pie que permanece inestable, aún después de tratarlo con diferentes terapias, remedios y medicamentos. Por consiguiente, una vez una torcedura alcanza su mayor grado de gravedad, es apropiado practicar una operación lo antes posible, mediante la cual se logre reconstruir el ligamento con tejido de otra zona cercana o reparar por completo la porción ligamentosa que no tiene cura. Después de ello, es esencial que el paciente guarde reposo absoluto, debido a que la cicatrización de los ligamentos tardará hasta 8 semanas o más.

¿Qué métodos de prevención para los esguinces de pie son los más efectivos?

¿Qué métodos de prevención para los esguinces de pie son los más efectivos?

Afortunadamente, los esguinces de pie se pueden evitar por medio de varios métodos de cuidado que ayudan a obstaculizar el desarrollo de una lesión de este tipo, mientras no ocurra un accidente o eventualidad súbita.

A fin de que tengas menos riesgos de sufrir una torcedura, te recomendamos poner en práctica lo siguiente:

  • Realiza actividades físicas paulatina y constantemente: Gracias a esto, podrás conservar un buen estado físico, fortalecer tus articulaciones y tonificar músculos,  para que sean más resistentes. Esto, siempre y cuando, te asegures de hacer deporte de manera gradual para evitar sobreesfuerzos que tu cuerpo no logre soportar.
  • Haz ejercicios de precalentamiento y enfriamiento: Otra indicación útil para prevenir este tipo de lesiones, se basa en realizar el calentamiento y/o estiramiento que corresponde antes de emprender cualquier esfuerzo físico e incluso, después de ello. Esto, ayudará a precaver la manifestación de torceduras por esfuerzos inadecuados.
  • Usa el calzado más adecuado: También es relevante colocarse zapatos que calcen bien en tus pies y/o se ajustes a la perfección, ejerciendo la presión pertinente en la extremidad. Además, para eludir los esguinces de pie, se recomienda no utilizar zapatos de tacón con frecuencia.
  • Práctica ejercicios de estabilidad y equilibrio: Por medio de esto, podrás desarrollar la propiocepción o capacidad de recuperar el equilibrio naturalmente para optimizar tu estabilidad. Lo cual, resulta útil para que no se desencadene un esguince de pie por movimientos destemplados.
  • Ten cuidado cuando andes por superficies irregulares: En caso de que necesites caminar o correr sobre una superficie discontinua o que no sea plana, es valioso tener el mayor cuidado posible y evitar realizar desplazamientos inadecuados.
  • Mantén un peso corporal saludable: No te olvides de conservar un peso corporal equilibrado, porque la obesidad o sobrepeso aumenta las probabilidades de contraer un esguince en las extremidades inferiores.
  • Evita participar en deportes o juegos extremos que desconozcas: Si no sabes cómo se practica un determinado deporte o actividad física, lo mejor es que no participes hasta que te sientas totalmente preparado. De lo contrario, es posible que sufras caídas o golpes que den lugar a un desgarro en los pies (u otras zonas).

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