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¿Cómo aliviar el dolor de hombros?

¿Necesitas reducir el dolor de hombros? Esta articulación es compleja y puede resultar incapacitante si se descuida y lesiona. Por ello, seguro que estás deseando saber cómo quitar el dolor de hombro, ya sea por un dolor agudo o crónico.

A continuación vas a descubrir las causas del dolor en los hombros, te describimos sus síntomas, te ayudamos a prevenirlos y a tratarlos de manera no invasiva y sin medicamentos, e incluso te decimos qué es bueno para aliviar el dolor de hombros por estrés, muy presente en nuestra sociedad.

¿En qué consiste el dolor de hombro y cómo identificarlo?

¿En qué consiste el dolor de hombro y cómo identificarlo?

El hombro se conforma por la clavícula (el hueso que une el brazo al cuello), la escápula (gran hueso plano con el acromion, que es la zona más alta y prominente) y el húmero, que es el hueso largo del brazo sobre el que se apoya el bíceps. Su unión está posibilitada por los tendones del bíceps y del manguito rotador. Además, cuenta con una bursa situada entre el tejido óseo y tendinoso.

Este es el conjunto articular que tiene mayor movilidad en todo el cuerpo, de manera que también resulta el más propenso a sufrir problemas. Cuando cualquiera de estas partes o todo el conjunto se siente molesto hablamos de dolor en el hombro. Lo habitual es que ocurra como respuesta a un movimiento brusco del brazo.

El dolor suele acompañarse de limitación de la movilidad. Si este se debe a un motivo leve, desaparecerá en poco tiempo, de no ser el caso y sufrir de un dolor agudo e intenso, la consulta a un doctor es prácticamente obligada, pues es prácticamente seguro que el dolor se extienda en el tiempo, con su consecuente reducción del movimiento y pérdida en la calidad de vida.

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¿Qué provoca los dolores de hombro y cuáles son las causas qué lo originan?

Cada día nos encontramos con situaciones que pueden hacer que nos duelan los hombros al mismo tiempo que intensifican una molestia que ya podamos tener anteriormente, veamos cuales son las más comunes y como identificarlas.

Por esfuerzos intensos

Hacer que los tejidos de nuestro cuerpo hagan más fuerza de la que están preparados supone que se esfuercen, se sobreextiendan y se dañen de diferentes maneras, siendo la más común el desgarro o la dislocación en el hombro, aunque se pueden dar muchos otros problemas, los cuales veremos en el siguiente punto. Dolor de diferente intensidad y tipología, inflamación, rigidez, infección interna, etc son muchos los síntomas en función de la lesión producida a partir del esfuerzo realizado.

Por malas posturas al dormir

Lo habitual al dormir es que al adquirir una mala postura, la forma de nuestro cuerpo quede en una posición no natural, pudiendo producir dolor. Ocurre cuando cogemos la almohada durmiendo boca abajo o descansamos siempre sobre el mismo hombro. Una mala colocación del cuello también afecta a la de los hombros. El propio dolor cervical puede irradiar dolor al hombro aunque este se haya mantenido en buena postura.

Los síntomas que ocurren a raíz de una mala posición al dormir son temporales y no demasiado intensos, siendo lo más habitual el dolor general de hombro, de cervicales o de cabeza. A veces también pueden producirse chasquidos al hacer el movimiento de rotación con la articulación.

Por estrés

El estrés es un problema psicológico que nos afecta físicamente. Generalmente incide en la cabeza y en el cuello pero después comienza a extenderse a hombros y, en general, en la parte alta de la espalda. Este dolor es muy difuso y cuesta diagnosticar porque generalmente se desconoce la relación entre ambas circunstancias. Además, este problema también favorece la aparición del dolor o lo acentúa si ya existiese, de manera que, en cualquier caso, es esencial tratar el estrés si queremos que el dolor físico desaparezca.

Por movimientos bruscos e incontrolados

Estos pueden hacer que se produzcan los problemas que hemos visto anteriormente al igual que otros relacionados con la bolsa sinovial, la cápsula articular etc. También es posible que se muevan o desprendan tejidos lo cual resulta dolorosísimo y puede llevar a que se produzcan problemas de gravedad por acción mecánica (fricción, rasgado, aplastamiento, etc).

Prácticamente puede aparecer cualquier síntoma a raíz de los problemas que movimientos bruscos y de alto impacto producen en el hombro, de manera que será difícil determinar qué nos ocurre exactamente. Por ello, la visita a un especialista es obligatoria para que determine exactamente qué dolencia tienes y, con ello, diseñe tu tratamiento si es necesario.

¿Qué tipo de enfermedades pueden causar dolor en la articulación del hombro?

Sin duda, hay muchísimas patologías, enfermedades y otro tipo de problemas que consiguen hacernos sentir dolor en el hombro, vamos a repasar aquellas dolencias más comunes:

Artrosis

Los malos hábitos, la edad, los traumatismos, el uso excesivo y diversas lesiones hacen que el grupo articular del hombro degenere. Esto implica, a la larga, que los huesos se froten entre ellos, se endurezcan y que incluso crezcan en ellos protuberancias de tejido óseo.

Tiene síntomas graves y de tardía aparición, por lo que resulta una enfermedad prácticamente incurable, que requiere de paso por quirófano; por este motivo, te animamos a prevenirla. Aparece un dolor que aumenta progresivamente conforme lo hace el desgaste óseo. Se acompaña de inflamación y de rigidez. Esto implica que la capacidad funcional del hombro vaya disminuyendo hasta que el movimiento es muy limitado

Osteoartritis

Esta dolencia es parecida a la anterior, tenemos inflamación articular. La diferencia radica en que no necesariamente es por desgaste articular sino por cualquier otro motivo, incluyendo enfermedades óseas, infecciones, etc. La hinchazón del hueso produce que la articulación se deforme, aumentando definitivamente su tamaño y siendo visible un abultamiento. Después va apareciendo la rigidez y, con ello, la limitación del movimiento en unas u otras direcciones. A mayor inmovilidad, más hormigueo. Todo ello, por supuesto, se acompaña de un dolor considerable.

Esguinces

Los ligamentos tienen un tirón, pudiendo llegar a romperse en los casos más graves, generalmente por un movimiento mal realizado, inesperado o brusco, especialmente cuando el hombro aparece en una posición antinatural, por usar excesivamente la articulación o por un golpe.

El dolor es mantenido y se produce inflamación del ligamento, que llega a hacerse visible en la zona. También es muy común que aparezca un moretón en la zona afectada. Sin duda, la manera más efectiva para diagnosticarlo es que en el momento se escuche un chasquido. Un esguince puede curarse sólo en los casos más leves o precisar cirugía para reparar los tejidos cuando existe una rotura total del ligamento, siendo especialmente difícil cuando la zona lesionada es la unión de un ligamento y un hueso.

Tendinitis

Se trata de la inflamación de un tendón. Existen microroturas y pueden llegar a producirse áreas necrosadas. Ocurre tanto por accidentes que provocan que los tendones se golpeen, como por procesos internos inadecuados, como el roce del tendón contra un espolón o una sobreextensión por acortamiento del bíceps. También es habitual en casos de trabajos repetitivos o deportes de alta intensidad. Sientes dolor al tacto, al presionar el tendón y al mover el hombro, además es un proceso inflamatorio.

Tenosinovitis del bíceps

Se trata de la inflamación del tendón del bíceps así como de la vaina tendinosa que lo protege. Esto es, una tendinitis más grave. El dolor se irradia al brazo y es mucho más fuerte cuando lo movemos y lo tocamos. La debilidad es también frecuente y puede afectar al manguito rotador o facilitar otras lesiones. Si no se pone remedio a tiempo, el tendón se romperá de manera total.

Fracturas

Resulta una rotura en parte o en la totalidad de los huesos. Es muy difícil que el omoplato se rompa por completo, pero la clavícula sí es más sensible. En cualquier caso, las fisuras, grandes o pequeñas, resultan muy dolorosas. La zona se hincha muchísimo y se calienta, incluso podemos ver una deformidad, siempre en función de cómo de grave haya sido la fractura, incluyendo desplazamiento del hueso. Una fractura es un problema grave y requiere de una recuperación lenta y perfecta para no tener secuelas, pues es muy fácil volver a referir dolor en la zona conforme pasa el tiempo si no nos curamos bien.

Bursitis

En el hombro, como el resto de articulaciones, tenemos una bolsa llamada bursa que guarda el líquido sinovial. Este es un método de amortiguación entre las articulaciones. La bursitis de hombro consiste en la inflamación de esta bolsa. Los motivos por los que se irrita la bolsa es por una presión constante o un movimiento continuo de rasgado, por ejemplo, por rozarla con un hueso astillado.

La inflamación es visual, apareciendo un abultamiento en el hombro y coloreándose la piel de rojo por el aumento de temperatura. Resulta una patología de las más dolorosas. Se puede cronificar, en cuyo caso el dolor no será tan intenso pero verás cada vez más reducida la capacidad de movimiento, atrofiándose los músculos y haciendo que aparezca una debilidad motora realmente limitante. Las articulaciones se van haciendo más rígidas, duelen y notamos mucha sensibilidad en el área.

Distensiones musculares

Es lo que conocemos comúnmente como tirón muscular, un desgarro de magnitud variable de las fibras del hombro, las cuales realizarán un movimiento de retracción creándose una brecha muy difícil de reparar si no se detiene la actividad de inmediato, por lo que puede ir escalando. El motivo es la sobrecarga dinámica. Sentimos dolor y nos resulta bastante más difícil mover el músculo. También vemos que la zona se inflama, se enrojece y puede que incluso aparezcan hematomas.

Dislocaciones de hombro

Son procesos en los que los huesos salen del lugar que deben ocupar naturalmente. No implican rotura sino que un punto de unión entre huesos cambia de posición. Hay una deformación apreciable y la articulación queda inmovilizada por completo. En ocasiones, especialmente si mantenemos la situación por mucho tiempo, se dará una inflamación considerable e incluso puede cambiar el color de la piel, el dolor es muy intenso.

Desgarros

Un tendón se rompe parcial o totalmente a causa de una lesión, pudiendo ser esta causado por un impacto de manera directa, posición antinatural, tirón, golpe o caída o porque se produzca una sobrecarga producida por mantener demasiado peso durante mucho tiempo o por movimientos repetitivos.

Cuando existen microfisuras estas se repararán solas si reposamos durante un corto periodo de tiempo, suele ser entre 5 y 7 días. Pero si no lo hacemos, las fisuras se agrandan y pueden convertirse en un problema mayor, produciéndose un desgarro que implica una multiplicación de los síntomas, los cuales son dolor, palpitación interna, sangrado interno, pérdida de movilidad etc.

Lesión del manguito rotador

Se conoce como manguito rotador al conjunto de tendones y músculos que se esconde bajo los huesos de la articulación del hombro. Su función principal es dar firmeza y estabilidad a la cabeza del húmero. Esta lesión ocurre principalmente por repetir movimientos por encima de la cabeza. Aparece un dolor sordo y profundo en la zona del hombro, debilidad y es muy difícil realizar ciertas acciones que incluyan la flexión del codo y torsión del hombro.

Síndrome del hombro congelado

Conocida también como capsulitis adhesiva, lo que ocurre es que la cápsula del hombro se va espesando y después se endurece lo que suele provocar que disminuya la cantidad de líquido sinovial y, con ello, que la bursa no cumpla bien su función. Las causas más probables son una inmovilización anterior del hombro, diabetes y enfermedades como hipertiroidismo, Parkinson o cardiopatías. Se produce rigidez, dolor sordo en toda la articulación, con mayor incidencia en la cara externa. Conforme pasa el tiempo, la movilidad se ve empeorada pero el dolor disminuye.

Espolón

Un espolón es una protuberancia ósea que normalmente se ha creado por una fisura o rotura del hueso, que ha quedado mal fusionado. Esta pieza, con punta más o menos lacerante, rasga los tejidos adyacentes conforme realizamos movimientos de brazo. Obviamente, el dolor aparee rápidamente, pero se pueden producir otros problemas como tendinitis, desgarros, infecciones, etc., todos ellos con sus correspondientes síntomas.

Calcificación

Cuando se producen traumas, desgarros, inflamación en el tendón supraespinoso o se padece una enfermedad degenerativa que perjudique al hombro, se puede depositarse calcio dentro de la articulación. La calcificación es perfectamente visible en radiografía, situándose donde el tendón se inserta en el hueso troquíter.

Esto provoca un dolor muy intenso y constante, especialmente cuando queremos mover el brazo, lo cual puede llegar a resultarnos imposible. El tratamiento precisa de ondas de choque o infiltraciones. Así mismo, la recuperación requerirá de electroterapia e incluso, en casos crónicos, artroscopia quirúrgica.

Síndrome de compresión o pinzamiento

Se trata de una combinación de tendinitis del manguito rotador y bursitis. El manguito lesionado hace que su músculo se hinche comprimiéndose dentro del conjunto de huesos del hombro, lo cual lleva a que se reduzca considerablemente el flujo sanguíneo. Esto a su vez supone que el tejido del músculo pierda capacidad, debilitándose y atrofiándose hasta deformarse. Hay dolor en posturas como la extensión de brazo sobre la cabeza, debilidad muscular y, en los peores casos, incapacidad para levantar el brazo o rotura del tendón del bíceps.

Compresión del nervio supraescapular

En el hombro tenemos un nervio sensitivo-motor venido del tronco superior, situado específicamente bajo el ligamento de la escápula. Este nervio es el que da las propiedades motoras al músculo supraespinoso e inerva la acromioclavícula, el ligamento coracoacromial y la articulación glenohumeral.

Por motivos como quistes, hipertrofia, lipomas o irritaciones, este nervio puede comprimirse. Cuando esto ocurre aparece un dolor profundo, sordo en la parte trasera y en el lado del hombro. Este es perceptible al palpar la zona supraescapular y, además, se irradia tanto hacia el brazo como hacia el cuello. Podemos perder funcionalidad en el brazo y este no suba de los 90 grados respecto al tronco, siendo muy difícil y dolorosa la rotación de hombro.

¿Cuáles son los síntomas y tipos de dolor que nos hacen pensar que tenemos una lesión en el hombro?

¿Cuáles son los síntomas y tipos de dolor que nos hacen pensar que tenemos una lesión en el hombro?

Las lesiones en el hombro, así como otros problemas que ya hemos visto, son muy variados. Por este motivo, el cuadro sintomatológico puede ser bastante amplio, vamos a listar aquellos síntomas más comunes cuando tenemos una lesión en el hombro:

  • Dolor al levantar el brazo: Suele ser óseo (roce de la bolsa serosa con la clavícula o del húmero y la escápula) o venido desde el tríceps. También es el que nos ayuda a hacer el diagnóstico rápido de padecimiento de lesión en el manguito rotador.
  • Dolor irradiado al brazo: Aparece cuando el problema viene desde otra zona, generalmente con sobreesfuerzo del bíceps, pero también desde el cuello o incluso por fallos nerviosos en la articulación del brazo (codo) o artrosis cerebral.
  • Inflamación: Muchísimas de las patologías incluyen la inflamación como síntoma principal además del dolor. Se da por golpes externos o por la propia lesión interna de un tejido, por una infección y, en definitiva, por muchísimas circunstancias anormales que se producen en el organismo.
  • Rigidez: Los tejidos se constriñen, poniéndose totalmente duros e imposibilitando su amasamiento. Esto reduce el rango de movimiento y produce muchísimo dolor.
  • Debilidad: Cuando se sufre una lesión la zona afectada pierde capacidad y, con ello, cada vez se realizan menos esfuerzos. A su vez, esto provoca que exista una debilidad de intensidad variable.
  • Abultamiento o deformidad: Circunstancias como la inflamación de la bursa, una fractura, rigidez extrema de los músculos o el crecimiento anormal de los huesos hacen que aparezca un bulto o deformidad. Esto no son más que inflamaciones internas muy desarrolladas o, directamente, partes de hueso que se han desplazado.
  • Disfunción: Se produce cuando la debilidad es tal que nos impide llevar a cabo la función de una o varias de las partes que componen la articulación del hombro. Con ello, la pérdida del movimiento es habitual.
  • Atrofia: Alrededor del hombro hay músculos que se pueden atrofiar por poco uso cuando nos encontramos en reposo. También puede ocurrir que la atrofia ocurra como consecuencia de un aprisionamiento o por fricción con otros tejidos.
  • Inestabilidad articular: Un desplazamiento o una rotura pueden implicar que la articulación pierda su estabilidad, de manera que no tengamos control sobre su movimiento. Es un síntoma grave que necesita de atención médica.

¿Cómo podemos aliviar el dolor de hombros mediante terapias complementarias y no invasivas?

Si quieres conseguir un alivio del dolor de hombros significativo y sin tener que medicarte, prueba con las diferentes terapias alternativas con poder analgésico para conseguir una reducción del daño sin perjudicar tu organismo.

Termoterapia

Es una terapia que utilizaremos cuando queramos aliviar un dolor de hombro crónico o cuando ya haya pasado su fase aguda o el dolor no está demasiado localizado. Para aplicar calor en la zona, es importante que esperemos a que no tengamos inflamación ni heridas ni quemaduras. Puedes usar la termoterapia varias veces al día durante periodos no superiores a 25-30 minutos.

Lo que tienes que hacer es ponerte calor en la zona del hombro. Este hará que aumente el flujo sanguíneo, irrigando la zona y consiguiendo que las células reciban oxígeno y se alimenten para acelerar la recuperación. Además, el calor es sedante, de manera que te dará mayor confort, te relajará y el dolor será más llevadero.

Crioterapia

La crioterapia es la acción inversa a la anterior, es decir, la aplicación de frío con la finalidad de aliviar el dolor de los hombros. Cuando baja nuestra temperatura frenamos el flujo de sangre, de manera que ayudamos a que no se nos inflame la zona. Además, el frío también sirve para adormecer los nervios para evitar que estos no manden señales de dolor; es un analgésico ideal, totalmente natural, de rápida actuación y muy buena eficacia. Lo negativo de la terapia de frío es que no puede realizar tantas sesiones diarias como en el caso de la termoterapia; debemos reducirlas a unas seis como máximo y la duración de estas no exceder los 15-20 minutos.

Terapia de frío y calor

La terapia de frío y calor es bastante efectiva a la hora de aliviar el dolor de hombro. Eso sí, la recomendamos una vez hayas pasado la fase de dolor agudo, para reducir aún más el dolor al tiempo que tratas de recuperar el tono de tus músculos así como la movilidad. Tampoco debes recurrir a ella si sigues teniendo el hombro inflamado.

Es ideal para comenzar a nutrir los músculos, que pueden haber quedados sin alimento durante el proceso de recuperación o por motivos de la propia lesión o enfermedad. Con el calor ayudas a la vasodilatación, con lo que mueves más sangre, que oxigena los tejidos a través de los capilares. El frío y el propio caudal sanguíneo sirven para retirar los residuos de los tejidos, de manera que estos se reestablezcan con células sanas y se evite la infección.

Terapia de masaje

Los masajes deben evitarse si se tienen fracturas, heridas, dolor agudo, abultamientos o inflamación considerable. Si no es el caso, desde luego, lo más recomendable es que disfrutes de varias sesiones de masaje. Estos tienen cuantiosos beneficios, desde descontracturantes musculares, amplificando el movimiento y reduciendo el dolor al tiempo que se normaliza su forma y posición naturales, ayudar a que la sangre fluya, alimentando dichos tejidos para que vuelvan a realizar sus funciones de manera adecuada a la mayor brevedad etc.

Existen varios tipos de masaje y en función de tu problema el experto determinará que tipo resulta más adecuado en cada momento. Es posible que también te enseñe unos sencillos movimientos para que te hagas un pequeño automasaje en casa al despertar y otro antes de dormir.

Terapia de acupresión

La acupresión es una técnica milenaria de la medicina China. Con ella podemos acceder a zonas afectadas sin tener que tocarlas directamente, lo que resulta ideal cuando estas zonas están muy doloridas o tenemos fracturas. Lo que hace esta terapia es aplicar presión con los dedos, o a veces con elementos como bolas de masaje etc, en puntos del cuerpo distintos de los que realmente te duelen.

Los puntos de acupresión para el alivio el dolor de hombros son:

  • E38: Elimina el dolor que se produce en la parte anterior del hombro y si es de tipo agudo. Se encuentra en la espinilla, justo a media altura.
  • TC10: Sirve para reducir los dolores intensos de efecto lacerante que llevar a producir gran sensibilidad. Lo encuentras en la zona trasera del brazo, justo en el hueco de la cara más externa del codo.
  • 4IG: Se trata de un punto universal muy recurrido que ayuda, entre otras muchas cosas, en el tratamiento del dolor generalizado de hombro y brazo. Lo tenemos en la oquedad entre los dedos 1 y 2 de la mano, justo encima de la unión entre ambos.
  • GB20: Punto doble que alivia la tensión y el dolor de hombros y de cuello. Están simétricos a la vertical entre el cráneo y la nuca, justo en el lado exterior de los tendones prominentes.

Otras terapias alternativas efectivas

  • Remedios naturales con uso de plantas: Si te gusta usar plantas para aliviar tus dolores, recuerda que las que tienen propiedades analgésicas son la lavanda, el romero, la menta, la ortiga y la valeriana. Adereza tus infusiones con canela y los beneficios aumentarán.
  • Acupuntura: La acupuntura trabaja los mismos puntos que la acupresión. La diferencia respecto a esta es que no se estimulan presionando con los dedos sino que se clavarán agujas específicas, delgadas y largas, en ellos. Se alega que es más efectiva porque según el dolor y otros síntomas, podemos introducir las agujas un número determinado de milímetros, consiguiendo resultados mucho más específicos.
  • Kinesioterapia: La movilidad asistida, recurso estrella de esta terapia, es esencial para quienes han sufrido una fuerte lesión y, por supuesto, para aquellas personas que han tenido que pasar por quirófano. Si tu caso no es tan grave, lo mejor que puedes hacer es acudir a un experto en la materia para que te ayude cuanto antes a trabajar realizando ejercicios para mejorar la función de las partes dañadas al tiempo que conseguimos reducir el dolor de hombro. Después, se continúan con aquellos capaces de aumentar la movilidad, la flexibilidad y la fuerza.
  • Osteopatía: La movilización es la gran protagonista en osteopatía, de manera que se debe acudir a esta terapia cuando una vez hayamos pasado la fase aguda de dolor. La manipulación específica, en conjunto, servirá para eliminar la rigidez que se causa en el hombro aumentando el los ángulos de movimiento en las tres dimensiones al tiempo que también conseguimos trabajar sobre el dolor. Se consultan los desequilibrios mediante estiramientos para trabajarlos posteriormente. Después, se trabaja sobre posibles zonas causantes del dolor o la patología que se esté padeciendo. El trabajo a nivel general y si no hay complicaciones incluirá una descarga muscular, un reposicionamiento estructural, afianzamiento del avance y reestablecer la motilidad.

¿Cómo aplicar el método RICE paso a paso para reducir el dolor en la articulación del hombro?

El conocido método RICE es un básico de primeros auxilios que puede ayudarte a que mejorar la condición de tus lesiones, acelerar su recuperación e incluso evitar posibles secuelas. En la actualidad ponemos en práctica el conocido como PRICE, idéntico con la salvedad de que añadimos un primer paso ante los cuatro básicos.

  • Protección: Lo primero que debes hacer es asegurarte de que proteges tanto tu hombro como a ti mismo. Deja de jugar baloncesto, de levantar cajas o de hacer pesas en el gimnasio. Intenta colocar el brazo en su posición natural, dejándolo caer y pegado a tu cuerpo (si encuentras mucha dificultad es posible que tengas una fractura o dislocación, en cuyo caso sería contraproducente).
  • Reposo: Haz reposo relativo, siempre en función de la gravedad del dolor de hombro que tengas y del tipo de lesión. Mantén el brazo como acabamos de comentar. No debes quedarte el día entero en cama o sentado; debes realizar alguna actividad, pero no más de lo necesario. Es ideal mantener la zona relajada durante bastante tiempo para que se recupere y no se vuelve a forzar, pero tampoco debemos llegar al punto de la inmovilidad o los tejidos se atrofiarán y quedarán debilitados, siendo mucho más lenta la recuperación y pudiendo haber secuelas.
  • Hielo: Para reducir el dolor de hombro en fase aguda nada como utilizar un poco de frío sobre la zona. El frío se encargará tanto de ralentizar o minimizar la inflamación y de adormecer la zona para que los nervios no manden señales dolorosas. Como recurso a mano se usa hielo envuelto pero lo ideal es que cuentes con productos específicos de frío para recuperarse de lesiones. No abuses de estos, usándolos un máximo de seis veces por día y hasta 20 minutos.
  • Compresión: Es muy probable que, por la complejidad de la articulación, debas llevar un vendaje compresivo que impida que hagas movimientos excesivos, especialmente si padeces inestabilidad articular. Con los días, estas se pueden sustituir por una hombrera compresiva. En cualquier caso, siempre será recomendable hacer uso de una hombrera para que los tejidos puedan soldarse de manera óptima sin moverse en exceso. La curación es más rápida y existe menos posibilidad de que aparezcan secuelas.
  • Elevación: No te acuestes completamente en horizontal. Deja que el hombro quede por encima de la altura del corazón, esto es sencillo, simplemente con un par de almohadones detrás de la espalda lo consigues. Con ello, vas a evitar que las inflamaciones de los tejidos sean demasiado molestas, pues no existirá tanto flujo sanguíneo en la zona. Este punto sólo debe practicarse mientras haya hinchazón o riesgo de ella.

¿Cómo prevenir futuros dolores de hombros y brazos?

¿Cómo prevenir futuros dolores de hombros y brazos?

Por supuesto, también queremos ayudarte a que no vuelvas a sufrir dolor en el hombro, de manera que no terminaremos sin darte algunos consejos preventivos para evitar molestias y lesiones en la articulación del hombro.

  • Higiene postural: Hay muchos consejos que debes conocer sobre la higiene postural.
    • Debes tener la espalda recta, manteniendo la curvatura natural de la columna vertebral y con los hombros en perpendicular a esta, en la misma vertical que los glúteos si nos miramos de perfil.
    • Para evitar echar los hombros hacia delante, utiliza cojines ergonómicos cuando te sientes. Además, debes mantener la espalda pegada al respaldo de tu silla, que debe estar a 90-105 grados respecto al asiento.
    • En el coche, apóyate sobre el reposacabezas, el cual debe estar en perpendicular al suelo, independientemente de la inclinación del respaldar, que nunca debe pasar los 110 grados respecto al asiento.
    • Tu mesa de trabajo debe tener una altura adecuada para, cuando pongas tus manos sobre ella, la articulación del codo se doble entre 100 y 120 grados sin tener que cambiar la postura natural del hombro. Para ello, tus brazos no deben despegarse de tu torso.
    • Si duermes de lado, escoge una almohada con la parte inferior más alta que la superior. Además, cambia el lado sobre el que te apoyas cada cierto tiempo. Evita dormir boca abajo y, si lo haces, no lo hagas cogiendo la almohada, pues con ello pierdes la perpendicularidad natural que debe mantener el esqueleto.
  • Preparación para la actividad: Antes de realizar cualquier actividad repetitiva o que suponga un esfuerzo considerable para tu hombro, prepárate. Los tejidos de tu hombro deben estar relajados. Para ello, habrá que masajearlos si están constreñidos hasta que los notes blandos. Después, tendrás que hacer algunos estiramientos para adecuar el músculo a la intensidad que le vas a exigir, a esto se le llama calentamiento.
  • Práctica de la actividad: Asegúrate de escoger actividades para las que te encuentres preparado o preparada físicamente. Cuando las practiques, mantén buenas posturas, no hagas sobreesfuerzos durante mucho tiempo y utiliza prendas compresivas para los hombros. Por supuesto, adáptate de manera progresiva a la actividad, especialmente si ya has sufrido de dolor de hombros anteriormente.
  • Ejercicios específicos: Conoce y pon en práctica ejercicios específicos para ayudarte en la prevención del dolor de hombro. Estos incluyen estiramientos, ejercicios de tonificación, fortalecimiento y de movilidad. Estando en forma será mucho más difícil que te lesiones. Asegúrate de trabajar también cuello y brazo, pues los tejidos de estas zonas también influyen en el estado de los hombros.
  • Levantamiento de cargas: No levantes peso por encima de la cabeza; además de perder estabilidad es muy posible que fuerces los hombros e incluso los músculos del cuello; trata de mantener las cargas siempre cerca del cuerpo. Tampoco debes mantener posturas con carga por encima del hombro por un período de tiempo demasiado largo.
  • Descansos: A veces no podemos evitar los esfuerzos continuados y las actividades repetitivos. De ser el caso, asegúrate de evitar el sobreesfuerzo realizando descansos. No es necesario que sean largos y puedes aprovecharlos, incluso, para realizar algún ejercicio para
  • Crioterapia: En el caso de notar que te has esforzado en exceso, aplica frío en la zona para evitar el sobrecalentamiento y la posible inflamación. Con la baja temperatura conseguirás que la tensión no vaya a más e incluso que se rebaje, no llegando a aparecer lesiones.
  • Termoterapia: Si sufres de molestias en la articulación del hombro a menudo, has padecido lesiones graves anteriormente o eres propenso a que te duela, acostumbra a, cuando te encuentres bien, sin motivo alguno, ponerte calor sobre la zona. De este modo, gracias al calor mantendrás un flujo de circulación elevado que alimentará los tejidos al mismo tiempo que estos se relajarán por el efecto sedante.

¿Por qué debemos evitar las pastillas e inyecciones para aliviar el dolor de hombros y cuello?

Estamos acostumbrados a tomar una pastilla rápidamente al menor síntoma de dolor, pero lo cierto es que no es necesario. Como alternativas tienes las muchas terapias que hemos descrito antes y que no son invasivas, por lo que no tendrán efectos adversos.

Los medicamentos en cualquier formato, incluyen diferentes compuestos químicos que actúan en nuestro organismo. Estos trabajan reduciendo el dolor pero como todo químico, también tiene otros efectos secundarios para nosotros.

Los efectos secundarios son aquellos que se pueden producirse como respuesta de tu organismo al tomar medicamentos. Hasta el analgésico más básico los tiene, lo que significa que, aunque no ocurra siempre, puedes padecerlos. Así, tendrás menos dolor pero puede que te supongan otro problema que sea incluso peor.

Es por ello que nunca debemos automedicarnos, pues no podemos saber cómo afectará un medicamento a nuestro organismo, no importa que en otras ocasiones sí hayan sido beneficiosos. Si sientes dolor fuerte y consideras que debes medicarte, acude al médico y deja que sea él quien decida si es necesario la toma de fármacos y en qué dosis.

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