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Lesiones deportivas de rodilla en el tenis

Las lesiones deportivas de rodilla en el tenis suceden frecuentemente entre los profesionales y aficionados a este deporte. Los movimientos característicos de esta disciplina deportiva que involucran la pierna pueden tarde o temprano perjudicar esta articulación tan importante.

En esta oportunidad te traemos un listado de las principales lesiones de rodilla en el tenis. Quédate con nosotros y podrás conocer de qué va cada una de ellas y por qué surgen en este deporte. También, te mostraremos algunas metodologías y productos que puedes emplear en el tratamiento de estas afecciones. ¡Vamos allá!

¿Cuáles son los tipos de lesiones de rodilla más comunes cuando jugamos al tenis?

¿Cuáles son los tipos de lesiones de rodilla más comunes cuando jugamos al tenis?

La articulación de la rodilla juega un papel fundamental en cada partido de tenis. Este deporte de raqueta implica un desplazamiento constante de un lado a otro de la cancha. Para ello, continuamente los tenistas necesitan realizar paradas repentinas, cambios de dirección bruscos, saltos y demás.

Como resultado usualmente se generan lesiones de rodilla en el tenis, ya sea por el uso excesivo o algún evento traumático generado al realizar estos desplazamientos. Esta articulación es muy compleja, con distintos componentes que pueden resultar afectados. Generalmente, los ligamentos, cartílagos y tendones presentes en ella son de los más perjudicados.

A continuación, te mostramos las lesiones de rodilla más comunes en el tenis:

Rodilla de saltador (tendinopatía rotuliana)

También conocida como tendinopatía rotuliana, esta lesión consiste en pequeños desgarros sobre el tendón rotuliano. Este último es un tejido conectivo ubicado en la rodilla que une la rótula con la tibia, permitiendo movimientos como saltar, correr y caminar.

Esta patología generalmente es ocasionada por el uso excesivo de la rodilla. Por ende, suele presentarse en deportes que impliquen actividades como saltar, aterrizar, correr, acelerar y desacelerar. Los síntomas de esta tendinopatía incluyen: dolor punzante (especialmente con el movimiento), rigidez y molestias en la rodilla, justo en el área del tendón rotuliano.

Rotura de menisco

En cada rodilla existen dos piezas de cartílago en forma de C llamadas meniscos. Estos generan amortiguamiento y congruencia en la unión entre el fémur y la tibia. A veces, estos cartílagos pueden desgarrarse parcial o totalmente, lo que se conoce como rotura de menisco.

Típicamente ocurre al realizar un fuerte movimiento de rotación y extensión de la rodilla mientras esta sostiene el peso del cuerpo. Se presenta con frecuencia en atletas de deportes que impliquen contacto o pivoteo constante. Esta patología produce dolor en rodilla, sobre todo al girarla, así como hinchazón y rigidez en la zona. También, genera chasquido y una sensación de fallo en la rodilla.

Lesión del ligamento cruzado anterior (LCA)

Consiste en el desgarro o esguince del ligamento cruzado anterior (LCA), uno de los ligamentos más importantes de la rodilla. Este puede estirarse o sufrir una rotura (parcial o total) dependiendo de la gravedad de la lesión. En general, los síntomas son: fuerte ruido, dolor intenso, inflamación, pérdida de rango de movimiento y sensación de inestabilidad.

Es una de las lesiones deportivas más comunes en el tenis y otras disciplinas que demandan pivotear, saltar y desacelerar. Esta surge al parar y/o cambiar de dirección repentinamente. Igualmente, puede ser ocasionada por un mal salto, giro, torsión así como por un impacto en la parte frontal de la tibia.

Condromalacia rotuliana

La condromalacia rotuliana es una lesión caracterizada por el reblandecimiento y rotura del cartílago ubicado en la cara posterior de la rótula. Este cartílago funciona como amortiguador entre el fémur y la rótula. En el peor de los casos esta pieza cartilaginosa se deteriora a tal punto que estos huesos rozan directamente.

La etiología de esta patología generalmente está asociada a otras lesiones, un uso excesivo o a una alineación incorrecta de músculos y huesos cercanos a la rodilla. Suele presentarse con frecuencia en atletas que ejerzan una presión constante en esta articulación, especialmente en pacientes jóvenes. Esta lesión ocasiona dolor anterior de rodilla, que puede empeorar al realizar actividades como subir escaleras, caminar, correr y ponerse en cuclillas. También genera rigidez y crepitaciones al extender y flexionar la rodilla.

Bursitis en rodilla

Radica en la inflamación de una o más de las bursas presentes en la rodilla. Una bursa es una bolsa pequeña que contiene líquido cuya función principal es disminuir la fricción en articulaciones. Aunque en la rodilla hay varias de estas bolsas y todas pueden inflamarse, se destacan las bursitis sobre la bursa prepatelar, infrapatelar y pata de ganso (pes anserinus).

En general, esta patología puede ser originada por presión constante sobre la rodilla, uso excesivo, golpe en la zona, caída, infección o afecciones preexistente. En particular la bursitis de la bursa pes anserinus surge constantemente en deportes que necesiten movimiento constante de lado a lado como el tenis. Usualmente, en estas lesiones la parte afectada presenta: dolor (al presionar, mover e incluso en reposo), inflamación, sensibilidad y calidez.

Artrosis de rodilla

Esta patología implica el desgaste del cartílago articular de la rodilla. Las capas cartilaginosas presentes en esta articulación reducen la fricción entre los huesos que la conforman (fémur, tibia y rótula). Cuando el cartílago articular se desgasta estos huesos pueden rozar directamente entre sí causando dolor de rodilla, fallo de la pierna, inflamación y rigidez en la zona.

Esta patología se cree es causada por una combinación de factores. Por un lado, es más frecuente en personas de avanzada edad (de 50 años en adelante) debido a que es de etiología degenerativa principalmente. Sin embargo, lesiones paulatinas en la rodilla aumentan el riesgo de que surja, aún en gente joven. Además, la realización de actividades que impliquen la presión constante de la rodilla como el tenis se considera un factor de riesgo. La obesidad también incrementa las posibilidades de padecer esta enfermedad.

Luxación y subluxación de rótula

La luxación (dislocación) y subluxación (dislocación parcial) de la rótula son lesiones que también suelen afectar a tenistas. Implican el desplazamiento de la rótula de su lugar natural, frecuentemente hacia el lateral. Como resultado, se genera un dolor intenso, inflamación, inestabilidad y bloqueo de la rodilla.

El mecanismo típico que las produce consiste en una fuerte rotación tibial externa manteniendo el pie en el suelo. Este tipo de movimiento es frecuente en el tenis, en donde es vital cambiar de dirección muy rápidamente. Sin embargo, también estas lesiones pueden surgir por golpes sobre la rodilla.

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¿Cómo aplicar el método RICE para tratar las lesiones de rodilla en tenistas?

El protocolo RICE es una metodología de atención médica empleada en el tratamiento de lesiones. Su nombre se deriva de la unión de las iniciales de reposo (rest), hielo (ice), compresión (compression) y elevación (elevation). Cada una de estas cuatro palabras corresponde a uno de los pasos a seguir en la realización de este método.

Existen otras metodologías además de esta, tal es el caso de PRICE. Esta es una actualización de RICE que añade un paso extra: Protección. Sin embargo, el método RICE es más conocido.

A continuación, explicamos cada uno de los pasos del protocolo PRICE:

  • Protección: Este primer paso tiene como finalidad resguardar la integridad del paciente, especialmente, protegiendo la zona lesionada. Por supuesto será necesario suspender la actividad deportiva. Además, se tendrá que inmovilizar el área afectada usando un cabestrillo, soporte de articulación, ortesis, entre otros.
  • Reposo: En este paso el paciente debe descansar, vital para la recuperación de la lesión. Sin embargo, se recomienda realizar movimientos seguros ya que la inmovilización total puede causar rigidez. Este periodo de descanso debe durar 48 horas generalmente.
  • Hielo: En esta etapa debes aplicar crioterapia en la zona afectada para lograr una disminución considerable de la hinchazón y el dolor. Básicamente debes colocar una compresa fría con una temperatura de entre 10 y 20 °C en el área lesionada. Esto puedes hacerlo durante periodos de 20 minutos unas 6 u 8 veces al día. No te excedas del tiempo indicado ya que podría ser perjudicial.
  • Compresión: Aplicar presión adecuadamente sobre la lesión otorga firmeza y estimula la circulación, aminorando la inflamación. En esta etapa lo usual es utilizar un tejido con cierta elasticidad (que posibilite movimientos no lesivos) para vendar la zona afectada. Debes justar la venda pero no demasiado, ya que podrías cortar la circulación.
  • Elevación: Por último debes elevar la zona lesionada a un nivel por encima del corazón. Así promoverás el retorno de la sangre al corazón, contribuyendo a la desinflamación y alivio del dolor. Una almohada es perfecta como superficie de apoyo en este paso.

Referencias

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