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¿Cómo aliviar el dolor en manos y muñecas?

Conseguir reducir el dolor en manos y muñecas supone para muchos el poder continuar realizando las actividades cotidianas del día a día. Cuando no lo conseguimos, el mundo se para, nos sentimos incapacitantes, nuestro humor cambia e incluso podemos sufrir ansiedad.

¿No quieres encontrarte en esta situación? Descubre con nosotros cómo eliminar el dolor muscular y óseo en las manos o qué hacer para calmar del dolor en las muñecas de manera general. Te vamos a contar por qué en muchas ocasiones notamos este daño, qué efectos tiene cada enfermedad a largo plazo y, por supuesto, cómo reducir el dolor y prevenirlo.

¿En qué consiste el dolor en las manos y muñecas y cómo identificarlo?

¿En qué consiste el dolor en las manos y muñecas y cómo identificarlo?

Nuestras manos están compuestas por nada más y nada menos que 29 articulaciones, así como 28 huesos extra y una de las redes más complicadas de nervios, ligamentos y tendones, los cuales, por cierto, están bastante expuestos. Este complejo entrado es el que nos permite realizar las tareas más finas y de mayor complejidad de manera sencilla.

Las partes pequeñas y delicadas de las manos son mucho más propensas a lesionarse, deteriorarse y perder su funcionalidad con rapidez. Aquí es cuando el dolor, entre otros síntomas, hace acto de presencia. En esta ocasión, saber que podemos hacer una identificación bastante básica del dolor. Definimos bien dónde nos duele y también qué tipo de tejido es el que nos hace daño.

Sin embargo, como verás después, hay muchas enfermedades y circunstancias que producen cuadros de síntomas casi idénticos. Esto significa que, aunque sepamos qué nos duele, difícilmente sepamos por qué y, por supuesto, que no puedas tener un correcto diagnóstico.

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¿Qué provoca los dolores en manos, dedos y muñecas y cuáles son las causas qué lo originan?

Las manos, totalmente expuestas por su función, pueden verse dañadas en cantidad de circunstancias. Las causas más habituales que hacen que nos lesionemos en el día a día son:

Por traumatismos, golpes y caídas

La sensibilidad y el tamaño de las partes de las manos hace que los golpes en estas sean más peligrosos que en otras muchísimas partes del cuerpo. Esto implica que golpes leves supongan graves daños y que los que son realmente severos puedan llegar a requerir cirugía o que incluso terminen causando una recuperación no del todo exitosa. Por este motivo, cuando sufrimos un traumatismo en las manos debemos acudir rápidamente a un centro médico, aunque la situación nos parezca que no es lo suficientemente grave.

Dolor al escribir en el teclado o usar el ratón

Este dolor se relaciona con un principio de anquilosamiento que, realmente, viene por falta de movilidad. Apoyamos los huesos inferiores de nuestras manos y los dejamos en el mismo sitio durante horas. Esto supone una postura antinatural de la muñeca y un esfuerzo extra de las articulaciones que deben estirarse más de la cuenta para llevar a cabo estas tareas.

Además, los movimientos repetitivos, como en cualquier otra parte del cuerpo, suponen, la pérdida de amplitud de movimiento (el tejido se malacostumbra). Del mismo modo, estas actividades por considerarse sencillas y de poco o nulo esfuerzo, no se acompañan de descansos, que también son necesarios para no sobrecargar ligamentos o uniones entre falanges.

Dolor al levantar peso

Evidentemente, hay circunstancias en las que el levantamiento de peso, ya sea cualquier caja o en el gimnasio produzca dolor. Aunque esto es frecuente, tenemos que decir que no debería ser así. Esto se debe a que realizamos mal la actividad pues el levantamiento de cualquier peso debe realizarse con los músculos del brazo, que son los que aportan mayor fuerza y los que se fortalecen.

Si nos duelen las manos por este tipo de actividad es porque no lo estamos haciendo bien. Por supuesto, es necesario corregir el error y dejar que las muñecas y las manos realicen las funciones para las que están capacitadas, que son muchas y muy importantes.

Dolor por manos y dedos fríos

El frío hace que nos llegue menos sangre a la zona, y al contrario, la falta de sangre hace que nuestro cuerpo se enfríe. Con ello, podemos entrar en un grave círculo vicioso en el que nuestras manos dejen de ser funcionales. Si no tenemos ninguna lesión, es importante que todos los tejidos estén bien alimentados, oxigenados y limpios.

Esto se consigue con un flujo sanguíneo correcto y continuado. De no ser el caso, las funciones de cada una de las partes empiezan a mermarse, nos cuesta más hacer cualquier cosa. Si sientes dolor por frío, el entumecimiento y el anquilosamiento son los síntomas más habituales. Es esencial mantener las manos a una temperatura correcta y realizar movimientos y ejercicios para que la sangre fluya (a no ser que hayas sufrido una reciente lesión que te incapacite temporalmente).

Por estrés y causas emocionales

Estos puntos están bastante relacionados con el dolor en las manos. Con las manos nos desenvolvemos para todo y si nos sentimos incapaces de llevar nuestra vida diaria podemos volvernos torpes e incluso que percibamos un dolor psicosomático al que le responsabilicemos de nuestra falta de habilidad. El estrés supone un malestar general para todo nuestro organismo y ataca las partes más débiles, además de ser especialmente efectivo a la hora de afectar al sistema nervioso.

Por ejercicio y esfuerzos intensos

No sólo el levantamiento de pesas puedo producirnos daño. Hay muchos otros ejercicios, como las flexiones, por ejemplo, o algunas máquinas de gimnasio enfocadas en músculos de espalda que, mal usadas o por un tiempo excesivo, también harán que nuestras muñecas y manos se resientan, especialmente las palmas.

Así mismo, podemos extrapolar esto a cualquier esfuerzo que hagamos, aunque no se relacione con la actividad física. La muñeca se conforma por partes frágiles y debe mantenerse para que un trabajo duro no la sobrecargue. En cualquier caso, este tipo de situaciones pueden llevarnos, sobre todo, a sufrir distensiones, dislocaciones, dolor intenso en las últimas falanges de los dedos y sensibilidad en el dorso de la mano.

¿Qué tipo de enfermedades pueden causar dolor en las articulaciones de las manos y dedos?

En cuanto a enfermedades y demás patologías, encontramos que muchísimas de ellas pueden derivar, directa o indirectamente en dolor en nuestras manos, incluyendo las muñecas y los dedos. Las más conocidas son:

Artrosis

Esta patología consiste en la degeneración de las articulaciones. Ocurre cuando tenemos un uso excesivo de nuestras manos y muñecas practicando ciertos deportes o actividades laborales, por el simple paso del tiempo o debido a alguna otra enfermedad que degenere el cartílago y deje expuestas las articulaciones, que chocan consigo mismas.

La mano te duele cuando haces actividades pero el dolor va desapareciendo con reposo. En casos de artritis avanzada, los dedos se deforman, característica que apreciamos visiblemente. Los síntomas son más intensos a primera hora de la mañana a la vez que se agravan con el tiempo.

Osteoartritis

Es la inflamación de las articulaciones de las manos causada por alguna otra enfermedad, por lo que existen muchos tipos de artritis como reumatoide o de psoriasis. Considerando la cantidad de articulaciones de las manos este es uno de los problemas más graves de la zona. Estas quedan rígidas, dejando los dedos completamente rectos o con una flexión imposible de mover.

Por supuesto, también se produce dolor. Todos los síntomas empeoran con los años hasta el punto de no poder articular los dedos y, por tanto, perder casi total movilidad así que resulta muy incapacitante. Deriva en otras muchas patologías, también dolorosas, como la dactilitis. El dedo, inflamado, tiene apariencia de salchicha, pierde definición en su forma.

Esguinces

Los ligamentos de la muñeca se distienden. Significa que estos cambian su tamaño, estirándose más de lo que pueden soportar y suponiendo un sobreesfuerzo. Habitualmente ocurre porque realizamos el movimiento de flexión o de rotación de manera brusca o por un golpe.

La muñeca nos duele bastante y se produce una importante inflamación, acompañada, en ocasiones, de aumento de la temperatura en el área. En los casos más graves, la muñeca puede, incluso, presentar deformidad. Aunque existen esguinces de diferente grado, generalmente para casos leves, el tratamiento consiste en mantener la inflamación al mínimo y reposar para que el tejido vuelve a la normalidad.

Fracturas

Se trata de un problema bastante frecuente, especialmente en uno o varios dedos, debido a que la mano está continuamente expuesta a todo tipo de golpes y traumatismos. Los huesos, en esta ocasión suele romperse por completo. Pero no es necesario que esto ocurra, podemos encontrarnos con fracturas parciales, más difíciles de diagnosticar si no llegamos a realizar una radiografía.

El dolor es muy fuerte, hasta prácticamente insoportable en los peores casos. También son normales las deformidades por una mala soldadura del hueso durante la recuperación. Se produce hinchazón y la piel se caliente, estos son dos síntomas básicos. En ocasiones, podemos encontrar hematomas o un fallo en la sensibilidad a nivel cutáneo.

Bursitis

La bursa que se encuentra en las muñeca se irrita y se inflama. Cuando esto ocurre, no pueden cumplir su función, que es ayudar al movimiento entre los tejidos donde se encuentran y evitar que estos se froten unos con otros (algo especialmente en el caso de los huesos y los nervios).

Infecciones, movimientos repetitivos con la articulación de la muñeca o apoyo prolongado en la zona sin reposo son los motivos habituales. Aparece dolor, coloración de la piel si se inflama (incluso puede acompañarse de fiebre), presión sensible y rigidez.

Tendinitis

Uno de los muchos tendones de la mano se inflama, volviéndose sensible a nivel articular y haciendo que sintamos dolor tanto al tacto en la zona como con los movimientos. También podemos sentir que se nos entumece la piel en la zona externa a donde se encuentra el tendón e incluso que esta nos hormiguee. Los movimientos bruscos como las torceduras o los sobreesfuerzos son los causantes más habituales. Por supuesto, es un problema leve que se cura con simples cuidados en el hogar.

Síndrome del túnel carpiano

El nervio medio de la muñeca se comprime, lo que supone que se pierda sensibilidad en todos los dedos excepto el meñique. Estos se adormecen y se siente un desagradable hormigueo. Resulta difícil realizar actividades psicomotrices debido a que cambia la percepción de lo que sentimos. El esfuerzo y el desagradable hormigueo si realizamos actividades pasan a causar dolor.

Enfermedad de De Quervain

Se trata de una tenosinovitis. En este caso, se inflama expresamente la vaina que guarda dos de los tendones de la mano, el extensor corto y el abductor largo del pulgar. Esto hace que el diagnóstico resulte bastante sencillo. Vas a notar una inflamación moderada, dolor, sensibilidad en la palpación y es posible que, en los peores casos, se bloqueen los tendones con el intento de movimiento del pulgar. Es posible que a la hora de comprimir la zona se precise de un tipo de compresión médica, prescrita por especialistas médicos durante el comienzo de la recuperación.

Síndrome de Raynaud

Es una enfermedad por la que se constriñen los vasos sanguíneos por baja temperatura (Vasoconstricción), habitualmente por padecer alguna enfermedad del tejido conectivo. El dolor se acompaña de un cambio de tonalidad en la piel, pasando a tonos pálidos e incluso volverse azul o rojiza. La falta de sangre en los dedos hace que estos tengan hormigueo.

Nódulos

Son protuberancias óseas que aparecen en las articulaciones de la mano. A menudo derivan de una situación de osteoartritis, es decir, porque el cartílago se ha ido desgastando. El roce estimula una formación anormal, se da rigidez y dolor. Su tratamiento depende de su evolución así como del tipo de nódulos, de manera que la consulta médica es siempre obligatoria.

Dedo en gatillo o tenosinovitis estenosante

Un engrosamiento por alguna enfermedad o, simplemente, la inflamación de los tendones pueden implicar este trastorno. Las articulaciones se pegan imposibilitando el movimiento, por lo que el dedo se queda flexionado en una determinada posición. Es un problema que, con el paso del tiempo causa dolor y, además, al intentar devolver la articulación a su posición, la unión ósea produce un chasquido.

Dedo en martillo

El tendón de un dedo se lesiona en la articulación primera, de manera que esta parte del dedo queda deformada. Esto resulta más evidente si, además, hay rotura del hueso. La yema no puede colocarse en su posición normal y el problema es doloroso.

Desviación cubital

La muñeca y los dedos se van desviando hacia fuera. Ocurre por un proceso de inflamación que se ha vuelto crónica. Por supuesto, se dificulta el movimiento, desaparece la forma normal de la mano y se sufre dolor, que puede llegar a ser severo.

Ganglión

Es el quiste de líquido sinovial que nos crece en la muñeca o en el dorso de la mano. Es un bulto apreciable a la vista y al tacto que se puede ir inflamando según las actividades que realicemos en cada momento y que implica un dolor que va en paralelo pero que no llega a ser tan fuerte como para incapacitarnos y que, físicamente, tampoco nos limita la movilidad.

Contractura de Dupuytren

En sí lo que ocurre es que el tejido conectivo de la palma se engrosa, haciendo que los dedos se flexionen hacia esta. Como tal, la flexión no resulta dolorosa, pero sí sufrimos dolor conforme pasa el tiempo por mantener los dedos con la articulación forzada.

Infecciones agudas

Son bastante más frecuentes de lo que podemos creer y su mayor punto negativo es que sus efectos pueden ser tediosos y darse a largo plazo, pudiendo llegar a incapacitarnos. Además, las infecciones se propagan, lo que implica que poco a poco, varios de los tejidos de la mano se vayan viendo afectados. Sentimos dolor punzante en foco, muy fuerte, y también generalizado, algo más suave. Podemos supurar o se pueden formar bolsas de toxinas dentro de la mano, lo que daría lugar a otras patologías.

¿Cuáles son los síntomas y tipos de dolor que nos hacen pensar que tenemos una lesión en la mano?

¿Cuáles son los síntomas y tipos de dolor que nos hacen pensar que tenemos una lesión en la mano?

Cuando una mano se lesiona, el dolor es, generalmente, el síntoma que da la voz de alarma. Sin embargo, este puede ser diferente y, además, se acompaña de unos y otros síntomas en cada caso.

Tipos de síntomas más comunes

  • Dolor: El dolor que se siente en las manos cuando nos lesionamos es, de manera general, moderado, bastante llevadero, salvo si la lesión incluye roturas completas. Los problemas lesivos, salvo por traumatismos, no son severos y el alivio del dolor es fácil de conseguir.
  • Hinchazón e inflamación: Las pequeñas y delicadas partes que componen nuestras manos sí son muy propensas, cuando se lesionan, a inflamarse. Es un proceso normal de nuestro organismo que busca protegerlas, de manera que es habitual que ante un problema que puedas considerar leve, tus dedos o manos se hinchen bastante. Aun así, hay que estar pendiente porque la inflamación puede tener causas graves que van mucho más allá de un golpe o un sobreesfuerzo.
  • Aumento de la temperatura: La temperatura aumenta a la vez que se hinchan las manos, son síntomas hermanos. Fluye mucha más sangre por nuestro organismo y esto hace que aumenten los grados de nuestra piel.
  • Adormecimiento: Puede darse por muchos motivos: frío, mantener las manos quietas en una mala postura, aplastadas, problemas nerviosos, falta de riego, etc. Es un síntoma que desaparece con el simple movimiento de las manos articulación a articulación y con brío e intensidad, salvo en los casos en los que la causa deba tratarse, como un pinzamiento nervioso.
  • Rigidez: Zonas anquilosadas, tendones contraídos y otras circunstancias hacen que parte de nuestra mano permanezca rígida, mucho más dura y con dificultad para realizar su movimiento normal.
  • Entumecimiento y hormigueo: Antes de llegar a tener rigidez es normal que la mano empiece a entumecerse. Esto ocurre también cuando hace frío o cuando dejamos de mover los dedos, especialmente si ya sufrimos de una condición que favorezca este síntoma. El hormigueo aparece porque el fluir de la sangre se da en una zona prácticamente hipersensible, de manera que lo podemos notar perfectamente. Lo mismo ocurre si nos tocamos nosotros mismos, la piel, sensible, reacciona sintiendo una especie de hormigueo o cosquilla no agradable.
  • Sensación de debilidad: En entumecimiento también puede hacer que sintamos debilidad precisamente porque no tenemos una adecuada percepción de las manos y somos incapaces de utilizarlas con su verdadera capacidad.
  • Enrojecimiento: Es habitual si te has dado un golpe tanto por el propio traumatismo en sí como porque, con la hinchazón de la mano, se acompaña este síntoma, que se vuelve más evidente cuanta más sangre fluye por la zona afectada. No es grave y sólo indica que la mano está siendo asistida por nuestro sistema inmune para protegerla de los agentes lesivos.
  • Reducción de movimiento: Ocurre especialmente a la hora de hacer el movimiento de dar gas al manillar de una moto y también al articular los dedos, acción que no puede completarse.
  • Inestabilidad articular: Es n síntoma extraño pero, en las muñecas, indica que tenemos una lesión grave. Somos incapaces de controlar su capacidad de movimiento, lo que puede causarnos mucho dolor, forzar los tejidos, mover partes dañadas, etc.
  • Calambres: Un síntoma extraño que puede ocurrir por enfermedades bastante graves como esclerosis, otros problemas como distonía, por baja cantidad de minerales, diálisis, nervios dañados, etc. No es habitual que tengas calambres si has sufrido una lesión convencional como una distensión o un dislocamiento.
  • Contractura muscular: Si las cuantiosas fibras musculares que se encuentran en nuestras manos dejan de ser funcionales se terminan produciendo contracturas. A su vez, esto supone que dichos tejidos no se limpien, oxigenen ni nutran. Es posible que esto derive en una situación en la que el sistema nervioso manda señales erróneas al cerebro.
  • Hematomas y moretones: Por golpes, especialmente en zonas ricas en flujo sanguíneo o por movimiento de los tejidos podemos apreciar que el color de nuestras manos (o parte de ellas), cambia. Aparecen hematomas por agolparse la sangre de manera inesperada, maltratando las paredes vasculares.
  • Hipersensibilidad al tacto: Problemas en los nervios, especialmente pinzamientos, producen que las terminaciones nerviosas se vuelvan mucho más sensibles y que, al tocarnos, notemos mucho cosquilleo o incluso una sensación desagradable o de malestar. Al tiempo, se pierde la capacidad de percibir correctamente lo que tocamos con la mano afectada.
  • Chasquidos: En ocasiones como al tratar de estirar las articulaciones o al girar las muñecas podemos escuchar sonidos del tipo chasquidos o tronidos.

Tipos de síntomas según la zona

  • Dolor en dedos: En los dedos, lo que más vas a notar, sin duda, es agarrotamiento, pues no son una zona difícil de maltratar salvo traumatismo. También son los que más fríos se encuentren a falta de un buen caudal de riego sanguíneo, de manera que se entumecen con mayor facilidad que el resto de la mano y perdemos el control de su movimiento antes impidiéndonos realizar algunas tareas. Los tronidos cuando tenemos rigidez articular son un indispensable.
  • Dolor en la muñeca: Cuando tenemos problemas en la muñeca y la movemos es bastamente normal escuchar chasquidos. También aparecen abultamientos esféricos con o sin inflamación si se crea un ganglión interno.
  • Dolor en la palma de la mano: En este caso el síntoma más común en el hormigueo y la sensibilidad. El dolor no es muy frecuente salvo que hayas sufrido una fractura en un hueso palmar o una distensión con rotura de tejido blando. Destacar la contractura de Dupuytren, que se da específicamente en la zona palmar.
  • Dolor en el dorsal de la mano: Los gangliones que aparecen en esta zona presentan tanto dolor como deformidad (abultamiento esférico que se puede inflamar). Algunos problemas nerviosos y cualquier problema reumatoide nos hará sentir dolor.
  • Dolor en toda la mano: Las ocasiones en las que duele toda la mano son, básicamente, cuando se tiene artritis y artrosis. El dolor es generalizado y suele acompañarse de dificultad (e imposibilidad con el paso del tiempo) para realizar actividades manuales.

¿Cómo podemos aliviar el dolor de manos y muñecas mediante terapias complementarias y no invasivas?

Si necesitas conseguir alivio en el dolor en manos y muñecas, dispones de todo tipo de terapias de carácter alternativo o complementario a la medicina tradicional. Estos te ayudarán a sentirte mucho mejor, reducir el dolor, curarte y prevenir futuros dolores sin necesidad de medicarte.

Terapia de frío y calor

La terapia de frío y calor es ideal cuando tenemos enfermedades reumáticas, muy propias de las manos. Ello se debe a que las manos se encuentran en un punto que la termoterapia y la crioterapia están aconsejadas. De este modo, disfrutamos de los beneficios del frío y del calor pero no de sus posibles perjuicios.

Terapia de compresión

La compresión se utiliza en cantidad de circunstancias, especialmente cuando se descolocan tejidos o estos se vuelven rígidos. Se busca siempre mantener la posición correcta de los tejidos y es por ello que comprimir la zona resulta necesario. Hay enfermedades en que esta terapia debe realizarla un médico debido a que es su principal tratamiento.

La terapia de compresión consiste, básicamente, en utilizar métodos compresivos como prendas, guantes o vendajes compresivos, para presionar, recolocar y mantener los tejidos dañados en su lugar. Además, se consigue una filtración de líquido infeccioso o el líquido sinovial en el caso de padecer fuga de estos, quedando mucho más limpios. En cualquier caso, se consigue tanto evitar que la situación empeore como conseguir que la recuperación sea más rápida y más efectiva.

Terapia de acupresión

La delicadeza de estas extremidades hace necesaria en muchas ocasiones, que el contacto sea indirecto, especialmente si tenemos un problema muy grave o que cause mucho dolor, como una artritis o una fractura. En este caso, lo que hacemos es tratar a otros puntos del cuerpo, que se llaman meridianos, para pulsarlos y hacer que el beneficio de trabajar sobre ellos llegue hasta la zona donde sentimos dolor. De este modo, tratamos los síntomas sin tener que forzar las manos.

  • Un punto a trabajar será Waiguan SJ5, que se encuentra entre el cúbito y el radio, a unos 3 o 4 cm de los huesos de la muñeca, en la zona posterior del antebrazo.
  • Los Puntos Tierra se encuentran en la cara anterior del brazo, justo un centímetro por encima de la muñeca. Uno de ellos está centrado perfectamente y los otros dos se sitúan a ambos lados, dejando una distancia algo menor a un centímetro con el punto central.
  • Muy conocido es el punto Hoku L14, que aumenta la energía de la mano. Se encuentra en el dorso de la mano, en la oquedad que queda entre los huesos de los dedos 1 y 2.
  • También trabajaremos sobre Hou Xi SI3, en el lateral exterior de la mano, a 2 centímetros del final del dedo 5. Este sirve para trabajar la flexión y extensión de los dedos.

El alivio del dolor en manos y muñecas mediante acupresión se realiza ayudándonos de moxibustión, es decir, acercando calor al punto y presionando después con el dedo. Para la artrosis también es muy adecuado el uso de un anillo de masaje que rodaremos suavemente por las propias manos y con más intensidad en los antebrazos, en particular en los puntos nerviosos que son los que hacen que haya una estimulación hasta las manos.

Terapia de masaje

Los masajes no siempre están indicados. Hay que considerar si existen fracturas, cuán graves son las contusiones o si han aparecido quistes u otras deformidades. En función de todo ello, es un experto quien debe considerar si un masaje es adecuado y, por supuesto, escoger el tipo de masaje que más beneficios vaya a aportar.

Lo ideal es acudir a técnicas de masaje fasciales, donde se trabaja todo el tejido que recubre los sistemas de motilidad de la mano. Esto supone que la fascia esté más amplia y permita que los elementos que contienen (huesos, ligamentos, etc) tengan espacio para moverse más libremente y recuperándose mejor.

Crioterapia

La aplicación de frío en las manos puede comportar grandes beneficios, en primer lugar, si hemos sufrido una lesión, como ocurre en cualquier otra parte del cuerpo. Esto supone que sintamos mucho dolor y que la zona se inflame. El frío es ideal para reducir el flujo sanguíneo y disponer de una gran capacidad analgésica.

Eso sí, recuerda que la crioterapia es adecuada en casos de síntomas en fase aguda, especialmente en el dolor, pero también el hormigueo, por ejemplo, la inflamación, etc. Además, su uso debe ser responsable, no aplicando frío por demasiado tiempo ni muchas veces al día, pues también puede tener efectos secundarios.

Termoterapia

Si tu dolor en las manos viene de lejos o es crónico y no se acompaña de hinchazón, herida ni lesión, ponerte calor sobre ellas o sumergirlas en agua caliente puede ser una excelente idea. El calor irriga sangre, de manera que mejoramos el flujo sanguíneo, lo cual resulta positivo cuando nuestros tejidos son débiles, cuando padecemos de enfermedades que dificultan la llegada de sangre o de oxígeno a los dedos. Además, ponernos algo caliente en las manos nos producirá un efecto sedante, que reduce la rigidez y nos hace calmar el dolor.

Otras terapias alternativas efectivas

Otros remedios muy sencillos y que ofrecen resultados positivos contra el dolor de manos son:

  • Remedios naturales con uso de plantas: Serán útiles los vapores a base de plantas analgésicas, calmantes y antiinflamatorias. Se hierven y se hacen respiraciones del vapor, de manera profunda y relajada. Elige consuelda, enebro, romero, cola de caballo, lavanda, jengibre, etc.
  • Aromaterapia: Puedes potenciar el efecto uniendo al uso de plantas la aromaterapia, que no será más que poner una gota de esencia de alguna de las plantas o de alguna otra especie en el agua para dar mucha más intensidad. Para ello, un aceite esencial de grosella, de borraja o de prímula serán los mejores.
  • Acupuntura: Además de los puntos que hemos visto en la terapia de acupresión, la acupuntura puede ayudarnos a clamar el dolor y, en general, a hacer más llevadera una artritis dactilar. Se trata de introducir las agujar de acupuntura en las zonas que hay entre los nudillos, no en el dorso de la mano sino a la altura de la falange que ya se une al propio dorso.
  • Osteopatía: Si no tienes fracturas puedes acudir a un osteópata para que realice contigo algunos ejercicios como auto-movilizaciones, en las que se busca la tracción y otros ejercicios de movilidad general o analítica. También se podrán trabajar, en caso de estar relacionadas, otras patologías causantes o favorecedores mediante todo tipo de manipulaciones articulares.

¿Cómo aplicar el método RICE paso a paso para reducir el dolor en las manos, dedos y brazos?

El método RICE puede resultar útil en algunas de las ocasiones que hemos ido nombrando. Recuerda siempre que este se pone en práctica ante dolores agudos, acciones lesivas ocurridas recientemente, cuando tenemos la zona inflamada y si padecemos de cronificación ósea.

Los pasos, que son sencillísimos, incluyen:

  • Protección: El primer paso implica que dejes de producir daño en la zona. Pon fin a la actividad que te esté produciendo dolor y mantén tu brazo en una postura cómoda, en la que el dolor sea más leve, pero natural. Si necesitas viajar a un centro médico, procura acolchar la zona tapándola con una prenda gruesa o similar.
  • Reposo: Este método incluye un paso esencial, que es el reposo. No habla de permanecer inmóvil ni mucho menos sino de no darle a las zonas afectadas más trabajo del habitual y, de hecho, suavizar la intensidad y cantidad de tareas diarias así como ayudarnos de todo aquel recurso que pueda servirnos de apoyo para facilitar el movimiento con el menor dolor posible. Evita practicar deportes, cocinar, coger peso y realizar actividades de movimiento continuado de manos como tricotar, escribir, etc.
  • Hielo: Un dolor fuerte, agudo, se aliviará razonablemente poniéndonos un poco de frío. Este funciona por partida doble: anestesiando para dejar de sentir dolor y bajando la inflamación al hacer que nos llegue menos sangre a la zona, lo que, de nuevo, hace que nos duela menos.
  • Compresión: En función de la zona y de lo que te haya ocurrido, es posible que no necesites compresión. En cualquier caso, se trata de mantener la zona afectada, mediante bandas o prendas, es una postura y forma natural. De este modo, evitamos movimientos que nos perjudican y ayudamos a que la curación sea más rápida.
  • Elevación: Si tu problema no es por falta de circulación, lo que debes hacer es tratar de mantener el brazo en alto, lo justo para que quede por encima de la altura del corazón. De este modo, te aseguras de que la inflamación no vaya a más, con lo que se reduce el dolor.

¿Cómo prevenir futuros dolores de manos y muñecas?

¿Cómo prevenir futuros dolores de manos y muñecas?

Este dolor, que puede ser totalmente incapacitante con la edad, debe frenarse en seco o, de hecho, evitarse si somos personas con factores desencadenantes o favorables a sufrir enfermedades relacionadas. Para ello, considera los siguientes métodos de prevención para el dolor de manos y dedos y también brazos.

  • Descansos: Si usas mucho tus manos o realizas sesiones en las que estas sean protagonistas de situaciones intensas debes tomar descansos. En primera instancia, descansa cada ciertos minutos (en función de la tarea que realices). Aprovecha este tiempo para seguir otras de las recomendaciones que te damos). Además, trata de alternar actividades que hagan trabajar mucho tus muñecas, manos o dedos con otras menos exigentes. Las acciones más específicas y que requieren de mayor grado de maniobrabilidad no deberían excederse más de medio minuto si no queremos que los huesos se resientan sin que nos demos cuenta.
  • Higiene postural: Muchas de las posturas que tomamos a lo largo del día influyen en cómo usamos nuestras manos, incluso en los casos en los que creemos que estas no tienen protagonismo alguno. Lo más importante es que las manos estén alineadas con los antebrazos a la hora de hacer las tareas. Del mismo modo, las posturas de espalda están muy relacionadas con el perjuicio o bienestar de los brazos y, por consiguiente, de las manos.
  • Estiramientos: Según tu situación (propensión a enfermedades reumatoides, edad, tipo de trabajo), no descartes realizar algunos estiramientos sencillos. Estos pueden hacerse al comenzar el día o antes de realizar las actividades específicas que hacen que fuerces tus manos. Rotar las muñecas, dibujar eles con ellas, hacer movimientos de agarre abriendo y cerrando los puños, tensar hacia la palma y hacia el dorso dedo a dedo son algunos de ellos.
  • Ejercicios: Un poco más allá irían los ejercicios específicos, que un osteópata u otro especialista te mostrará en función de los problemas que padezcas. Son más complejos, al tiempo que implican más beneficio y ayudan, también, a tratar problemas que ya tengamos. Aunque no lo parezca, hay cuantiosos ejercicios para las manos, las muñecas y los dedos y lo habitual, de hecho, es que estos sean diferentes día a día. En cualquier caso, será un experto quien te dé una tabla con los tipos de ejercicios, repeticiones y circunstancias en las que realizarlos. Especialmente importantes son los de fortalecimiento de los tejidos, que mantienen los huesos más protegidos, menos expuestos y hacen que estos trabajen menos.
  • Productos ergonómicos: Si pasas demasiado tiempo con las manos apoyadas, hazte con algún producto ergonómico, ya sea de apoyo o una prenda como un guante o una codera. De este modo, evitarás que estas se encuentren en contacto continuado con superficies duras, lo cual puede producir desde callosidades hasta desgaste óseo.
  • Movimientos correctos: Cada actividad que produce un dolor tiene una manera correcta de hacerse. Es posible que, simplemente, no hayas seguido las pautas correctas. Conoce cómo realizar cada actividad y hazlas de este modo. Cualquier movimiento en falso puede ser muy desagradable, especialmente para las articulaciones (y las manos están llenas de ellas). Mira muy bien cómo realizar acciones que impliquen fuerza flexionando las muñecas y trata de repartir siempre el peso que mueves o la fuerza que haces.
  • Masajes: En las manos va a parar todo el estrés de hombros, brazos, codos y antebrazos. Por ello, debemos mimarlas para que estas se suelten y se mantengan rápidas y ágiles. Además, son una de las partes en las que un buen masaje produce más confort, reduciendo el estrés en personas con problemas en las manos (dolencias reumáticas, escritores, pilotos, deportistas, oficinistas etc.).
  • Frío: Del mismo modo, si sabes que eres propenso o estás ya desarrollando problemas en los brazos, manos y dedos, acostumbra a aplicarte algo de frío de vez en cuando, aunque no llegues a sentir dolor. Esto calmará la zona y evitará que se produzca inflamación.

¿Por qué debemos evitar las pastillas e inyecciones para aliviar el dolor en la zona de la mano?

Debes comenzar por saber que cualquier medicamento, aunque se dispense sin receta, tiene efectos secundarios. Esto significa que, después de tomarlos puedes sufrir alguna consecuencia negativa que sea incluso menos llevadera que el propio dolor. Lee cualquier prospecto y comprobarás que, para aliviar el dolor de tus manos durante un breve periodo de tiempo, puedes padecer otros muchos problemas.

Esto nos lleva al segundo motivo por el que no aconsejamos tomar fármacos para el alivio del dolor en manos y muñecas. Y es que nunca debes automedicarte. Es posible que, a primera vista, no ocurra nada de nada, pero, según la composición del medicamento, a corto, medio o incluso a veces a largo plazo, tu organismo puede verse intoxicado o, simplemente perjudicado, por haber tomado productos de laboratorio que no conoces.

A todo ello, súmale que los analgésicos no te van a curar, sólo consiguen que el dolor en las manos sea más suave o que llegue a desaparecer un rato; cuando dejen de hacer efecto, este volverá. Lo que hay que hacer es, de ser necesario, tomar medicamentos para tratar la enfermedad que te produce daño. Para el dolor ya hemos visto que hay cantidad de terapias no invasivas, naturales y con evidencia científica que alivian el dolor.

En cualquier caso, ante un dolor persistente que no mejora con lo anteriormente indicado ni con el tratamiento correspondiente, o si se agravan tus síntomas, lo que tienes que hacer es acudir a tu médico para que compruebe si tu tratamiento se ajusta bien a tu situación actual o, de considerarlo, ser él quien prescriba un analgésico o, directamente, cambie tu tratamiento y pautas a seguir.

Referencias

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