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Fracturas en el pie

En términos generales, una fractura se basa en la pérdida de continuidad de un hueso a causa de su rotura. Entre los tipos más comunes, se destaca la fractura en el pie que se origina por numerosas eventualidades y desencadena notables molestias y dolor en el paciente cuando intenta caminar o soportar peso sobre la extremidad.

Debido a que, es una lesión frecuente que puede presentarse en personas de cualquier edad, vale la pena conocer más de cerca de que se trata. Por lo que, destacaremos cuáles son sus principales características, cómo se diagnostica, qué clasificación maneja, cuáles son sus causas, cómo se debe tratar y qué formas existen para prevenirla.

¿Qué es una fractura de los huesos del pie y cómo se diagnostica?

Una fractura de los huesos del pie se define como una patología que comprende la rotura o quebradura de un fragmento óseo vinculado con esta extremidad y como resultado, provoca la disminución de amplitud de movimiento por parte del pie.

Presenta signos y síntomas tales como:

  • Dolor (incrementa al caminar).
  • Hinchazón.
  • Hematomas o cambios de color en la piel.
  • Sensibilidad en el área.
  • Adormecimiento del pie o los dedos.
  • Crujido al mover la extremidad.
  • Deformidad visible.

Esta lesión puede intervenir en cualquier zona del pie, ya sea en los dedos, los huesos del tercio medio del pie, los dos huesos que se sitúan debajo del dedo pulgar o hallux y en los huesos ubicados en la parte de arriba de la extremidad.

De manera habitual, una fractura de pie se asocia a:

  • Los falanges: Estos, hacen referencia a los huesos localizados en los extremos de los dedos del pie. Los cuales, son largos y permiten la realización de los movimientos de flexión, extensión y oposición del pulgar. Normalmente, la fractura ocurre en el dedo gordo.
  • Los metatarsianos: Son aquellos fragmentos óseos ubicados en la parte media del pie que conectan el tobillo con los dedos y ayudan a mantener el equilibrio al caminar o estar parado. Generalmente, las fracturas en este hueso son producidas por una sobrecarga, un golpe súbito o una torcedura grave.
  • Los sesamoideos: Corresponden a dos huesos pequeños y redondeados o en forma de guisante que están situados en la base de la articulación del dedo gordo del pie. En la mayoría de los casos, estos se rompen por un esfuerzo repetitivo o uso excesivo y así, manifiestan un dolor e hinchazón en la zona de manera inmediata.
  • Los huesos de la parte posterior: Se refieren a aquellos huesos tales como el escafoides y el astrágalo. El primero de ellos, se inserta a un tendón en su parte medial y el segundo ayuda a formar la articulación del tobillo, ya que encaja con la tibia y el peroné. Este tipo de fractura, puede ocurrir por numerosos factores.

Para diagnosticar una fractura de pie, así como es importante evaluar el cuadro sintomatológico que presenta el paciente, también es esencial que el médico especialista realice un análisis o examen físico en el área afectada.  Para ello, se enfoca en palpar diferentes partes del pie para detectar y controlar cuáles puntos de dolor existen y/o su ubicación precisa que, al mismo tiempo, permitirá determinar la causa de la quebradura ósea.

Es primordial realizar una prueba por imagen para obtener más detalle acerca de la fractura de manera interna, normalmente se sugieren realizar uno o más de los siguientes estudios:

  • Radiografía: La prueba de rayos X se ocupa de hacer tomas a partir de varios ángulos diferentes para que las imágenes del hueso fracturado no se superpongan notablemente. En la mayoría de los casos, este tipo de lesiones en el pie puede ser visualizadas en los rayos X con total claridad, excepto las fracturas por sobrecarga que no pueden visualizarse correctamente mientras la rotura no inicie la cicatrización.
  • Tomografía computarizada: De forma similar a las radiografías, este tipo de examen emplea los rayos X para concretar imágenes desde varios ángulos. Pero, más allá de esto, se distingue por combinar diversas técnicas para crear imágenes tridimensionales sobre las estructuras internas del cuerpo. Gracias a eso, exterioriza más detalles sobre los huesos quebrados e incluso, a nivel de los tejidos blandos que los rodean y esto, permite establecer un tratamiento más eficiente.
  • Gammagrafía ósea: Para realizar esta prueba por imagen, el técnico encargado comienza por inyectar una cantidad mínima de material radioactivo en una vena. Así, dicho elemento es absorbido hacia los huesos (en especial, las partes que presentan daños). Por lo cual, permite visualizar las fracturas por sobrecarga con completa prolijidad en las imágenes resultantes, sin que está haya accedido a la fase de cicatrización.
  • Imágenes por resonancia magnética: Son aquellas que emplean ondas de radio junto con un potente campo magnético para elaborar muestras por imagen mucho más detalladas que, así como exponen el estado de los fragmentos óseos, también precisan tomas de los ligamentos que ayudan a sostener el pie y el tobillo de manera enlazada. Como consecuencia, permite identificar fracturas que no se ven en los rayos X e incluso, descartar si hay algún deterioro adyacente al hueso lesionado.

¿Cuáles son los tipos de fracturas de los huesos del pie que hay?

¿Cuáles son los tipos de fracturas de los huesos del pie que hay?

Dado que la estructura del pie está conformada por diferentes huesos que configuran un total de 30 articulaciones sustentadas por más de 100 ligamentos óseos, las fracturas en esta extremidad se consideran de gran complejidad.

Una de las clasificaciones más relevantes depende del hueso afectado durante el impacto:

  • Fractura del astrágalo: Esta señala a un tipo de fractura ósea en la que la línea de fractura se presenta en el hueso astrágalo ubicado en el pie. En la mayoría de los casos, es producida por un traumatismo violento que genera hiperflexión dorsal de la extremidad e impacta el cuello del astrágalo y el borde anterior de la tibia. Para curarla, se debe practicar una reducción quirúrgica a fin de instalar los fragmentos óseos en su posición anatómica.
  • Fractura de calcáneo: Es una lesión que consiste en la rotura del hueso homónimo que se encuentra en el talón del pie y normalmente, se origina por una caída de altura en la que el pie sufre una contusión considerable al contacto con el suelo. Dado que son desgarros complejos, su evolución se torna completamente lenta y a veces, motiva la incapacidad funcional o deja secuelas de carácter permanente. En cuanto a su tratamiento, puede basarse en la inmovilización o una operación, según la gravedad del caso.
  • Fractura de cuboides: Aunque son poco frecuentes, lo cierto es que son vitales en esta clasificación. Básicamente, esta fractura se desencadena por un traumatismo directo que interviene en el hueso cuboides que es aquel que está en la cara externa del mediopie. No obstante, en ciertos casos, el cuboides sufre fracturas a causa de un mecanismo de estrés en militares o deportistas (sobre todo, corredores). Esa lesión, a su vez, se segmenta en: fractura simple, fractura intra articular y fractura conminuta.
  • Fractura del escafoides: El escafoides es un hueso en forma de barco que se encuentra en el mediopie o entre la cabeza del astrágalo y las tres cuñas, específicamente. Cuando se produce una quebradura ósea de este tipo, los síntomas que manifiesta el paciente suelen ser leves y no impiden continuar con la actividad regular de la extremidad. En términos generales, esta lesión es causada por estrés o sobrecarga.
  • Fractura de metatarsiano: Los huesos metatarsianos son largos y se encargan de conectar el tobillo con los dedos. Los cuales, también tienen la función de mantener el equilibrio de la persona mientras se encuentra de pie o cuando camina y por esto, si se produce una fractura en ellos, suele ser severa. Casi siempre, la quebradura de los huesos metatarsianos puede deberse a fracturas por compresión o fracturas por trauma.
  • Fractura de las falanges del pie: Estos huesos permiten la realización de los movimientos de flexión, extensión y oposición del pulgar, así como también se articular con lo metatarsianos. Una vez se desarrolla una fractura en el pie, estos pueden romperse porque son pequeños y frágiles. Así, causan un notable dolor e inflamación que puede tardar hasta 4 o 6 semanas en desaparecer por completo.
  • Fractura por luxación de Chopart: Principalmente, la articulación de Chopart se caracteriza por estar formada por la articulación astrágaloescafoidea y la calcaneocuboidea. Así, si se presentan ciertas lesiones sobre dichas articulaciones, es probable que se manifieste una rotura de los ligamentos que, como resultado, provoque una fractura del escafoides o del cuboides en el pie impactado. No obstante, son quebraduras muy extrañas que ocurren en pocos casos.

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¿Cuáles son las causas y factores de riesgo de sufrir fracturas en los pies?

Si bien es cierto, la frecuencia con la que se presentan las fracturas de pie en las salas de emergencia, se debe a que este tipo de lesión es producida por numerosas eventualidades. Es decir que, tanto sus causas como sus factores de riesgo varían y además, son esenciales para analizar el caso de cada paciente, proporcionar un diagnóstico conciso y formular un buen tratamiento.

Los factores más habituales que aumentan el riesgo de sufrir una rotura de este tipo son:

  • Las caídas son las principales eventualidades que ocasionan una fractura en el pie. Pues, por ejemplo, un tropiezo que te motive a caerte sobre el suelo de manera brusca o aterrizar sobre los pies después de saltar desde cualquier altura, afectan los huesos de la extremidad directamente.
  • Las personas que sufren golpes o traumatismos sobre el pie, también son propensas a padecer fuertes lesiones en el área, especialmente, las fracturas óseas.
  • El impacto de un objeto pesado o bien, dejar caer algo duro en el pie; produce quebraduras en algún hueso de esta extremidad inferior. Es una de las causas más comunes.
  • Accidentes de tráfico (en automóvil, motocicleta o bicicleta), eleva los peligros de tener que soportar una rotura de hueso en el pie. Ya que, las colisiones suelen desarrollar fracturas de alta energía y lesiones por aplastamiento.
  • Los resbalones que un individuo manifiesta mientras corre o camina y pisa el suelo erróneamente o coloca el pie en una postura incorrecta, provocan desgarros por torsión que, normalmente, quiebran los huesos.
  • Uso excesivo: Lo cual, debido a una fuerza repetitiva o un desgaste formidable, tiende a generar fracturas por sobrecarga en los fragmentos óseos de los pies que soportan el peso corporal.
  • Aumentar el nivel de actividad mientras se realizan ejercicios repentinamente, en términos de duración, intensidad y/o frecuencia; puede desatar una fractura en la zona del pie, por sobrecarga. Al igual que, el uso de equipos contraindicados y los movimientos inadecuados durante la práctica de cualquier deporte o destreza.
  • La osteoporosis o las patologías óseas congénitas, tienden a producir fracturas en los pies y en cualquier región del cuerpo, con facilidad.
  • Los deportistas que practican las carreras, gimnasia, tenis y baloncesto, es decir, deportes de alto impacto o movimientos repetitivos; se consideran una población con un riesgo prominente a sufrir fracturas en los huesos del pie.
  • La edad avanzada se determina como otra causa de este tipo de lesiones. Puesto que, con el transcurrir de los años, los huesos se debilitan y muestran una mayor fragilidad, por lo que son propensos a romperse fácilmente.
  • Las personas que deben trabajar en ciertos ambientes laborales que implican un riesgo de caer desde una determinada altura o sufrir un impacto causado por objetos pesados en los pies (un espacio de construcción, por ejemplo), pueden experimentar una fractura en esta parte del cuerpo en cualquier momento.
  • Los malos hábitos (fumar y beber alcohol), aumentan las probabilidades de tener una fractura de hueso en el pie. Ya que, el tabaco estimula el desarrollo de la osteoporosis en los individuos y el alcohol provoca la pérdida de hueso, además de que causa desorientación y así, genera caídas o accidentes de tráfico.
  • Los huesos también pueden presentar debilidad por el déficit de ciertos suplementos alimenticios en el organismo. En consecuencia, otro motivo por los que aparece una fractura en el pie, se debe a una mala alimentación.

Cuidados de primeros auxilios para tratar una fractura en el pie

Cuando se expone una fractura en el pie, el paciente presenta incapacidad para caminar o mover la extremidad. En consecuencia, el primer paso a seguir a la hora de auxiliarlo, consiste en solicitar ayuda médica capacitada que logre asistir el caso correctamente.

No obstante, durante el tiempo que transcurre hasta poder recibir la atención clínica, es esencial que la persona accidentada y quienes intentan ayudarla tomen en cuenta ciertos pasos a seguir o previsiones para evitar que la fractura empeore y ponga en riesgo la salud del paciente por un largo plazo.

Es apropiado implementar lo siguientes cuidados de atención primaria:

  • Inmovilizar la extremidad: El hecho de mover los huesos rotos, incrementa el dolor y la inflamación, así como también puede causar daños sobre los tejidos que están alrededor de la lesión. Por ello, es vital inmovilizar el pie rápidamente para protegerlo de una afección más severa y a la hora de realizarlo, puedes colocar una prenda o una cobija doblada entre las extremidades inferiores (los pies unidos y envueltos) para prevenir los movimientos de torsión del hueso fracturado.
  • No es apropiado tocar o tratar de alinear el fragmento óseo roto: Al momento de inmovilizar el pie con fractura, tienes que evitar alinear el hueso quebrado, empujarlo hacia adentro y tocarlo, es decir que, se debe dejar tal y como se encuentre tras sufrir el impacto. De lo contrario, es posible que este atraiga una infección ósea e incremente su nivel de gravedad, sobre todo, si es una fractura abierta o expuesta (el hueso sobresale de la piel).
  • Vigilar las constantes vitales del afectado: En la medida de lo posible, es fundamental realizar una evaluación primaria que consiste en supervisar los signos vitales del paciente o bien, comprobar cómo se comportan los indicadores que ofrecen información sobre su estado de salud. En ese sentido, opta por tomar su pulso, computar la temperatura, medir la frecuencia respiratoria, presión y tensión arterial, al igual que corroborar que está consciente. Asimismo, es valioso evitar que se duerma o cierre sus ojos.
  • Proporcionar protección térmica: También se considera primordial evitar que la persona accidentada pierda mucho calor. En consecuencia, para prevenir que su temperatura incremente de forma notable, puedes tapar o arropar al paciente a lo largo de todo su cuerpo.
  • No se recomienda la ingesta de medicamentos sin previa prescripción: No es idóneo que un paciente recién fracturado se automedique con fármacos de venta libre para reducir el dolor en la zona afectada o eliminar la inflamación que se observa. Debido a que, esto tiende a desencadenar efectos adversos perjudiciales para la salud y puede empeorar el estado del paciente con vómitos, diarrea, desmayos, somnolencia y hasta paros cardíacos. Asimismo, es importante evitar que consuma líquidos o alimentos mientras es asistido.
  • Aplicar compresas frías en la región fracturada: Por naturaleza, el frío cuenta con propiedades que garantizan un efecto analgésico, antiinflamatorio y sedante. Por ende, resulta pertinente colocar compresas frías sobre el pie afectado para que el paciente obtenga cierto alivio en función de las molestias que siente. A la hora de hacerlo, no es apropiado poner hielo directamente sobre la piel porque esto causa quemaduras, casi siempre.
  • Controlar el nerviosismo de la persona: Debido al impacto que sufrió, es probable que el individuo accidentado entre en un estado de choque y nerviosismo que pueda agravar la condición del hueso fracturado aumentando su dolor exponencialmente. Razón por la cual, se recomienda ayudar al paciente a relajarse o sentir calma para así favorecer su estabilidad mientras puede obtener la ayuda médica solicitada.

La actuación del grupo de primeros auxilios puede seguir el siguiente patrón:

  • Inmovilizar el pie con los elementos adecuados.
  • Conservar la estabilidad de los signos vitales y la función de los órganos.
  • Administrar un analgésico fuerte que ayude a aliviar el dolor.
  • Controlar el sangrado, si existe una fractura abierta con herida.
  • Ordenar una radiografía del pie en el que se sospecha la fractura.

Tratamientos más indicados en una fractura de pie y tobillo

El tratamiento para mejorar una fractura de pie y tobillo dependerá del hueso que haya resultado lesionado y el tipo de fractura que desarrolló el paciente. Así, según lo que arroje el diagnóstico y basados en el nivel de gravedad de la quebradura ósea, los médicos especialistas podrán determinar cual es el procedimiento que el paciente tiene que seguir para mejorar su fractura en el pie.

Para prevenir efectos secundarios perjudiciales del tratamiento farmacológico, es valioso tener en cuenta ciertos pormenores de cada persona al momento de hacer una receta médica, tales como: antecedentes médicos, estado de salud, tolerancia a los fármacos, alergias, edad, etc. De lo contrario, es probable que el paciente manifieste otras patologías que perjudiquen su evolución y su calidad de vida (mareos, desmayos, vómitos, diarrea, somnolencia, adicción, paros cardíacos, etc.).

Los procedimientos de reducción e inmovilización del pie consisten en:

  • Reducción: Si la fractura presenta un desplazamiento (o bien, los dos extremos no se encuentran alineados), el especialista en el área tendrá que manipular las porciones óseas a fin de que regresen a su posición correcta. Dependiendo de la hinchazón que se observe y la tolerancia del paciente frente al dolor, es probable que se necesite aplicar un relajante muscular, un sedante o anestesia general para que el tratamiento no resulte lacerante.
  • Inmovilización: Para poder sanarse, es vital que el hueso fracturado sea sometido a un régimen de inmovilización por un tiempo determinado. Para esto, es indicado colocar un yeso o una férula a lo largo del pie y el tobillo con el objetivo de limitar el movimiento en toda la zona. Inclusive, en ciertos casos, los médicos únicamente sugieren colocar una bota o calzado especial de suela rígida que deje los dedos libres para prevenir una fractura más grave. Gracias a la inmovilización, los extremos de hueso rotos lograrán unirse nuevamente.

Es esencial evitar apoyar la extremidad por periodos de tiempo duraderos, así como también eludir cualquier carga de peso porque esto podría intervenir perjudicialmente en el progreso de sanación. El tiempo que el paciente debe esperar para poder mover el pie y volver a caminar con normalidad, dependerá del tipo de lesión y según esto, tiende a prolongarse por semanas y hasta meses.

Si el pie afectado no logra recuperarse con los tratamientos mencionados, la fractura sufre una complicación y es verdaderamente severa; se considera obligatorio practicar un tratamiento de tipo quirúrgico. Es dichos casos, el cirujano optará por usar placas de metal o tornillos que ayuden a conservar la posición anatómica exacta de los huesos con rotura durante el tiempo de consolidación.

Rehabilitación después de una fractura en los huesos del pie

Rehabilitación después de una fractura en los huesos del pie

Tras cumplir con el tratamiento (conservador o quirúrgico), el siguiente paso a seguir consiste en iniciar el proceso de rehabilitación para mejorar el movimiento y la flexibilidad del pie afligido, al igual que fortalecer todos sus músculos. Cuando el médico determine que el hueso ha soldado en el lugar correspondiente, indicará que el paciente deba someterse a un plan de fisioterapia que con el cual la regeneración de la extremidad resulte mucho más efectiva.

El fisioterapeuta establecerá un plan con ejercicios personalizados que contribuyan a aliviar el dolor, optimizar la amplitud de movimiento, estimular la elasticidad y tonificar los músculos.

  • Las falanges y los metatarsianos pueden sanarse entre 3 y 6 semanas.
  • Los huesos tarsales demoran más tiempo, entre 6 a 10 semanas.

Los procedimientos más comunes a seguir para acelerar la rehabilitación después de una fractura en los huesos del pie son:

  • Mecanoterapia: Es un tipo de técnica terapéutica que dedica movilizaciones pasivas, activas o activo asistidas, de acuerdo al estado que presenta el área fracturada. Aparte de esto, fomenta los ejercicios de fortalecimiento, ejercicios de resistencia, ejercicios de equilibrio y prácticas de propiocepción.
  • Electroterapia: Es un postratamiento que utiliza corrientes analgésicas y antiinflamatorias para eliminar los principales signos y síntomas de una quebradura ósea de este tipo. Asimismo, aplica ultrasonido y láser para el fortalecimiento de la región lesionada.
  • Hidroterapia: Consiste en el empleo del agua como agente terapéutico y para rehabilitar un pie tras sufrir una fractura, normalmente, hace uso de un tanque y una tina de remolino aptos para desencadenar buenos resultados.
  • Crioterapia y termoterapia: Son fisioterapias que usan las propiedades del frío y del calor, respectivamente, para atenuar las molestias causadas por una fractura. Normalmente, se aplican con compresas frías y compresas húmedas calientes directamente en la zona afectada por un determinado lapso de tiempo que es definido por el fisioterapeuta.
  • Reeducación de la marcha: Es un procedimiento esencial que se destaca por el conjunto de acciones diseñadas para que un paciente pueda volver a andar de forma eficiente y con seguridad, contando con una excelente movilidad, fuerza, coordinación, equilibrio y propiocepción. Estas prácticas, permiten evitar que persista la afección con dolor crónico o hinchazón en otros segmentos del pie, la pierna, la rodilla y hasta la cadera.

Métodos de prevención para evitar la rotura de huesos de los pies

Te aconsejamos implementar las siguientes sugerencias para así conservar la salud de tus huesos tanto en los pies como en cualquier otra parte del cuerpo:

  • Realizar actividades físicas constante y gradualmente: Si bien es cierto, el deporte tiene la capacidad de fortalecer los músculos, estimular la salud de las articulaciones y hasta incrementar la cantidad de hueso, por lo que es conveniente practicar actividades físicas para minimizar los riesgos de sufrir una fractura ósea. Tomando en cuenta que, así como es esencial hacerlo día tras días, se considera vital realizarlo paulatinamente para prevenir lesiones por sobrecarga a causa de un entrenamiento exorbitante.
  • Hacer actividades deportivas alternadas: Otra forma de eludir las fracturas por sobrecarga, consiste en practicar entrenamientos alternados para que los huesos de las extremidades inferiores (especialmente, de los pies) no se quiebren de forma súbita. Un claro ejemplo de ello, se basa en caminar, correr, nadar y andar en bicicleta por turnos.
  • Usar un calzado adecuado: Tanto para ejecutar ciertas destrezas como también para evitar caídas en cualquier momento, es primordial utilizar zapatos aptos para tus pies, es decir que, se acoplen perfectamente. Así como también que, sean indicados para cada tipo de deporte e inclusive, que cuenten con una suela antideslizante. Sumado a ello, se aconseja reemplazar el calzado deportivo periódicamente, sobre todo si presenta un desgaste irregular.
  • Tener una dieta sana y equilibrada: Es indispensable adecuarse a una dieta saludable y balanceada que le ayude al organismo a absorber todos los nutrientes y sustancias que necesita para conservar un buen funcionamiento. Valorando que, para apoyar la estimulación de la fuerza ósea y evitar la debilidad en los huesos, se sugiere ingerir alimentos con alto contenido de calcio, vitamina D y colágeno. Asimismo, para evitar el déficit de dichas sustancias, es posible tomar suplementos nutritivos que aporten esto con sus propiedades.
  • Evitar los hábitos perjudiciales para la salud: Otra fórmula útil para obstruir la manifestación de fracturas en los huesos, consiste en prevenir los hábitos perjudiciales, tales como: el sedentarismo, los trastornos alimenticios, fumar tabaco y beber alcohol. Dado que, esto estimula el debilitamiento de los huesos, favorece el desarrollo de osteoporosis, causa la pérdida de hueso y facilita las caídas o eventualidades repentinas.
  • Implementar consejos de seguridad en actividades al aire libre: Para prevenir caídas, traspiés y/o accidentes subjetivos, es apropiado llevar a cabo lo siguiente: Evitar andar por lugares oscuros o con poca iluminación, mantener tus manos libres, caminar con mucha precaución en edificios con pisos de mármol o baldosas muy pulidas, usar bastón si es necesario y conducir respetando las señales de tráfico.
  • Mantener despejado el suelo de tu casa: Si quieres minimizar los riesgos de sufrir una caída que fracture tu pie, también te sugerimos conservar el suelo de tu hogar completamente condicionado para caminar sin peligro a tropezarse. Para ello, es oportuno que este se encuentre libre de desorden, no sea limpiado con cera resbaladiza, no tenga alfombras movedizas o cables sueltos y conserve los muebles u objetos decorativos en el lugar indicado.
  • Apoyarse de los pasamanos para subir/bajar las escaleras: Muchas personas suelen rodar por las gradas debido a que no se apoyan de los pasamanos y como consecuencia, sufren fracturas óseas que comprometen los huesos del pie. Si tienes escaleras en tu casa, asegúrate de instalar pasamanos en ambos lados, pegar cinta adhesiva brillante para diferenciar los escalones fácilmente e instalar interruptores de luz para mantener la zona con buena iluminación.
  • Limpiar los restos de residuos en el área de la cocina de tu casa: Par evitar las caídas o accidentes domésticos, también se aconseja limpiar los derrames de líquido o comida una vez ocurran en la cocina (o en cualquier otro sitio de la casa). Es efectivo colocar alfombras antideslizantes cerca de la estufa y del fregadero.

Referencias

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