- Definición: ¿Qué es una fractura ósea o rotura de huesos?
- ¿Cuáles son los tipos de fracturas más comunes que hay?
- Mejores productos para fracturas óseas
- ¿Cuáles son las causas y factores de riesgo de sufrir fracturas de huesos?
- ¿Cuáles son los cuidados de primeros auxilios para tratar una fractura ósea?
- ¿Qué métodos de prevención para evitar la rotura de huesos son los más efectivos?
- F.A.Q: Preguntas frecuentes
En el cuerpo humano todos los tejidos cuentan con la capacidad de regenerarse después de sufrir una lesión. Ya que, por naturaleza, el organismo tiene el dominio de producir las células y sustancias necesarias para reconstruir los tejidos, inmediatamente tras la contusión. Gracias a ello, provee las mismas características al tejido lesionado antes de su laceración.
Por su parte, uno de los tejidos más sólidos de todos son los huesos. Pero, aunque estas capas son duras y resistentes, tienen la posibilidad de romperse. En caso de ser así, se genera una fractura ósea que desencadena diferentes síntomas. Por ello, aquí conocerás en qué consisten y cuáles son sus principales tipos.
Definición: ¿Qué es una fractura ósea o rotura de huesos?
Si bien es cierto, una fractura ósea se define como la fisura, ruptura parcial o total de un hueso a lo largo del cuerpo humano. Siendo esto el resultado de lesiones deportivas, caídas bruscas, accidentes súbitos o el uso excesivo de una zona ósea perteneciente al sistema esquelético de las personas.
Por su parte, en vista de que el cuerpo está compuesto por 206 huesos y estos se ocupan de garantizar soporte, proteger los órganos internos y permitir el movimiento; una fractura tiende a desencadenar signos y síntomas considerables en los pacientes. Así, principalmente, se caracterizan por generar dolor intenso, hinchazón o hematomas, deformidad de la extremidad, pérdida o disminución de la sensibilidad y complicaciones en términos de movilidad.
Ahora bien, para poder diagnosticar una fractura a nivel médico y definir su estado de gravedad, aparte de valorar el cuadro sintomatológico de la persona afectada, el profesional de la salud también tiene que estudiar los motivos causantes de la lesión y llevar a cabo una exploración clínica mediante la cual se obtengan resultados más precisos. Bajo esto, será posible establecer un tratamiento personalizado que agilice el proceso de rehabilitación y recuperación, según todas las referencias de la rotura de un determinado hueso.
¿Cuáles son los tipos de fracturas más comunes que hay?
Seguramente todavía no lo sabías, pero lo cierto es que no existe un único tipo de fractura. Puesto que, dependiendo de la clase de daño que manifieste la lesión.
Estas roturas de los huesos se clasifican de la siguiente forma para así poder proporcionar una diagnosis más específica:
- Fractura completa: Este es el tipo de fractura o ruptura más común de todas. Básicamente, se distingue por romper el hueso en dos partes y es por ello que, la línea de fractura afecta al propio hueso en toda su circunferencia y lo divide en dos fragmentos. En ocasiones, puede valorarse como una fractura única.
- Fractura simple: Generalmente, es el resultado de una lesión grave. En ella, la fisura implica una sola línea de fractura que atraviesa el hueso afectado y a su vez, también puede identificarse como una fractura transversal, oblicua y espiral.
- Fractura abierta o expuestas: Consiste en una lesión en donde existe una comunicación entre el hueso impactado y el exterior, debido a que es una fractura concurrente de la piel y de los tejidos blandos que resguardan el foco de la fractura (una herida o un hematoma). En consecuencia, el hueso roto sobresale a través de la piel del paciente y por ende, en este tipo de fracturas, hay posibilidades de que se desarrollen infecciones por la flora bacteriana de la piel y/o del ambiente.
- Fractura cerrada: A diferencia del tipo de rotura anterior, esta se define como una lesión en la que el hueso no sobresale por la piel, aún y cuando existe rotura en este. Dado que, al piel y los tejidos que cubren el hueso fractura no son lesionados por este, pero el dolor que genera permite identificar esta clase de ruptura. Normalmente, se presenta en el fémur, cadera, tobillo, muñeca, tibia y peroné.
- Fractura transversa: Se refieren a aquellas fracturas que presentan un trayecto perpendicular al eje mayor del hueso, por lo que, no se desvían los fragmentos óseos. Aparte de esto, se diferencian por ser de fácil reducción (o bien, permiten el ajuste de los fragmentos de hueso rápidamente) y por su estabilidad (es decir que, las porciones de hueso no tienden a desplazarse). En consecuencia, su pronóstico es favorable y su tratamiento es rápido.
- Fractura oblicua sin desplazamiento: Tal y como su nombre lo indica, produce la rotura del hueso de manera inclinada. Además, como no existe desplazamiento, significa que los extremos impactados son separados uno del otro. En la mayoría de los casos, esta patología específica se desencadena por traumatismos directos e indirectos (gran peso en el hueso o debido a algún mecanismo de flexión, respectivamente).
- Fractura oblicua con desplazamiento: También desarrolla una rasgadura en forma inclinada, pero en este caso, se observa la separación de los extremos de la lesión. Por tal motivo, la complejidad de la fractura es mayor, en vista de que influye negativamente en los tejidos que se sitúan alrededor de la fractura. Es por eso que, su tratamiento es más complicado que aquel que requiere una fractura oblicua sin desplazamiento, por la inestabilidad que exhibe.
- Fractura en ala de mariposa: De manera específica, se define como una rotura que presenta un fragmento intermedio con forma de cuña, una vez se manifiesta la lesión. Así, consiste en un trazo típico cuando se producen fuerzas de doblado sobre el hueso que sufre la brecha.
- Fractura en espiral: También conocidas como "espiroideas", se definen como aquellas afecciones en las que el ángulo de la quebradura atraviesa el hueso en forma diagonal y por ello, son similares a las fracturas oblicuas. Sin embargo, para diferenciarlas, desarrollan un elemento de rotación que se desliza en el hueso de manera longitudinal. Por lo general, son causadas por fuerzas torsionales y el trazo presenta una espiral alrededor de la porción ósea. Cabe destacar que, se estiman como poco frecuentes.
- Fractura segmentaria: En este caso, el segmento óseo afligido se queda aislado de los extremos, en sus totalidad. Por consiguiente, el mayor riesgo que manifiesta esta clase de lesiones es la pérdida o disminución excesiva de la irrigación sanguínea en la zona afectada.
- Fractura conminuta: Se basa en una patología que implica la fractura del hueso en múltiples fragmentos (tres o más partes) y a causa de ello, también se le llama "fractura multifragmentaria". Por tal razón, resulta similar a cuando se quiebra un vidrio que propaga muchos pedazos de sí. En consecuencia, es una de las fracturas más graves de todas y, habitualmente, son provocadas por traumatismos.
- Fractura parcelar: Son aquellas que motivan las roturas de partes no esenciales o estructurales del hueso impactado. Como, por ejemplo, las avulsiones que se generan una vez una fuerza muscular arranca la parte del hueso en que se ancla el músculo afiliado.
- Fracturas supracondíleas: En la mayoría de los casos, son lesiones que ocurren en pacientes menores de 8 años. Las cuales, se sitúan por arriba del codo y tienden a quebrar el hueso del brazo o húmero a poca distancia del codo por la parte superior. Entre sus causas más frecuentes, encontramos los accidentes de tránsito, las contusiones deportivas y los golpes directos. En caso de que alcance su mayor nivel de gravedad, es posible que desencadene el trastorno de la circulación y un daño de los nervios.
- Fractura por estrés: Consiste en aquellas fracturas que se desarrollan al ejercer presión de manera repetitiva sobre los huesos. Dado que, este tipo de movimiento suele debilitar la estructura ósea con el tiempo, hasta que produce una lesión originando la fractura. Por lo general, los principales pacientes de esta enfermedad son los deportivas de carrera y salto, las mujeres con la triada de atleta femenina y el personal militar.
- Fractura impactada: Es una clase de lesión que se identifica como el empotramiento de un fragmento óseo en el otro. Lo que significa que, las porciones de huesos quedan comprimidas entre ellas y casi siempre, esto es producido cuando existe una fuerza compresiva (especialmente, en regiones de hueso esponjoso).
- Fractura en tallo verde: Si se diagnostica una fractura en tallo verde, quiere decir que el hueso ha sufrido una rotura sin separarse en dos partes. Así, en vista de que, los niños presentan una alta elasticidad en los huesos que tiende a astillar la parte ósea con facilidad, estas fracturas son típicas en ellos. Sin embargo, se distinguen por ser de una reducción simple, gracias a que no hay desplazamiento alguno.
- Fracturas patológicas: Tal y como su nombre lo indica, son roturas de huesos que se desarrollan por motivos patológicos de un determinado paciente. Ya sea, porque padece de osteoporosis, tumor o cáncer óseo y naturalmente, estas condiciones, favorecen la debilidad de los huesos para que se rompan con facilidad (incluso, frente a fuerzas leves).
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¿Cuáles son las causas y factores de riesgo de sufrir fracturas de huesos?
En la mayoría de los casos, las fracturas óseas son provocadas cuando se aplica una presión elevada sobre un hueso y como consecuencia, este se rompe.
A continuación, destacamos los motivos más comunes que promueven el padecimiento de una fractura de huesos:
- Traumatismos directos en los que la energía se transmite entre la piel y las partes blandas o bien, sobre el punto fracturado. Por ejemplo: golpes directos o caídas súbitas.
- Traumatismos indirectos también originan una fractura. En este caso, la lesión es producto de una contusión formada a cierta distancia de la fuerza que le genera. Como, por ejemplo, cuando una persona sufre una eventualidad repentina y cae al suelo apoyándose sufre su mano, pero se rompe los huesos del hombro. O cuando un deportista hacer cierta rotación de la pierna que produce una fractura a nivel medio del peroné y la tibia.
- El uso excesivo o frecuente de un hueso, al igual que la intensidad que se aplica sobre éste al efectuar ciertas acciones repetitivas; es otra de las causas más habituales de una fractura. En ese caso, son producidas por la fatiga o el estrés.
- Algunas enfermedades que apoyan el debilitamiento del hueso, como osteoporosis, tumor en los huesos, cáncer óseo, etc. se consideran potentes factores de riesgo para experimentar fracturas de este tipo.
- Si un individuo sufre un accidente automovilístico, es posible que padezca de una o varias fracturas en su cuerpo. Ya que, las fuerzas súbitas de la colisión suelen romper las estructuras óseas con gran facilidad.
- Otra de las razones por las cuales una persona pueda experimentar una fractura, consiste en el maltrato físico que recibe. Ya sea, por parte de otro individuo o por llevar a cabo diversas actividades deportivas de alto riesgo.
- Cuando los huesos son sometidos a fuerzas a las que no están acostumbrados, sin el lapso de tiempo suficiente para la recuperación y reabsorción de células, es muy probable que se desencadene una lesión de tal categoría. En este caso, se identifica como una fractura por sobrecarga.
¿Cuáles son los cuidados de primeros auxilios para tratar una fractura ósea?
Para aplicar los cuidados de primeros auxilios de forma pertinente tras una fractura en los huesos, primero que todo, es importante determinar que el paciente ha sufrido una lesión.
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Considerando que, algunos signos para deducir esto, son los siguientes:
- El accidentado no es capaz de mover la región fracturada.
- El dolor es intenso y aumenta con el tacto.
- La molestia resulta persistente por un tiempo prolongado.
- El área lesionada presenta inflamación.
- Equimosis o deformidad y/o existe una herida en la piel (por la que se sobresale el hueso).
Ahora bien, al detectar o suponer que se trata de una fractura ósea, es primordial que el paciente y las personas que intentan socorrerlo le ayuden a implementar lo siguiente, para así evitar que la lesión empeore:
- Mantener el hueso partido en una posición fija y firme. Es decir que, de manera innata, debe inmovilizar la parte afligida para evitar que se desplace y lastime más.
- En caso de que la porción ósea se encuentre sobresalida, únicamente se tiene que cubrir la herida con una toalla o trapo que esté limpio. No es recomendable intentar acomodarlo o introducirlo.
- Si existe una hemorragia en la parte fracturada, lo mejor es controlarla ejerciendo presión con un paño limpio para prevenir que el accidentado se desangre.
- Si la hemorragia que se visualiza proviene de la nariz, la boca o los oídos, no es apropiado detenerla.
- Si la fractura ha impactado la zona de la cabeza, el paciente tendrá que tratar de mantener la cabeza un poco más alta que el resto del cuerpo y evitar moverla. Además, se debe hacer todo lo posible porque la persona no se duerma.
- Buscar ayuda médica y pedir socorro lo más rápido posible, para tratar la fractura de manera rápida.
Por su parte, una vez el paciente se encuentre bajo supervisión médica, el traumatólogo o especialista en el área que intervenga, deberá realizar una radiografía para identificar la posición del hueso roto y así, obtener una diagnosis precisa sobre la gravedad de la fractura.
Por personal cualificado
Cuando el paciente fracturado esté en las manos de profesionales de la salud, éste deberá ser sometido a tres etapas, para cumplir con su rehabilitación, de la forma más correcta posible:
- Reducción: Es la primera etapa y comprende la manipulación de los fragmentos óseos con el objetivo de devolverlos a su posición nativa. Esto, según el caso, se efectúa por medio de una reducción cerrada o sin apertura quirúrgica del foco de fractura que es menos agresiva, pero a veces no permite adquirir una reducción perfecta anatómicamente. En tal caso, se debe precisar una reducción abierta o con apertura que implica el abordaje de cirugía del foco de fractura y aunque es más severo, permite devolver la estructura ósea a su postura natural.
- Estabilización: Posteriormente, en la segunda fase, el objetivo consiste en mantener la reducción completamente estable en el tiempo. Para eso, se pueden utilizar diferentes métodos que son establecidos para cada paciente, según diversos factores relevantes en torno a la lesión. No obstante, por lo general, la estabilización se realiza por yeso o tracción (medios no quirúrgicos) o por clavos, tornillos, placas o fijadores externos (métodos que suponen una operación).
- Rehabilitación: Por último, se somete al paciente a la etapa de rehabilitación a partir de la cual se espera devolver su función al segmento óseo afectado con la mayor eficacia y rapidez posible. Para lograrlo, por lo general, se utiliza un plan fisioterapéutico personalizado que trate las consecuencias de la lesión al favorecer la consolidación, tratar el daño de las partes blandas, reducir los efectos de la inmovilización y prevenir futuras complicaciones.
¿Qué métodos de prevención para evitar la rotura de huesos son los más efectivos?
A pesar de que resulta imposible evitar las fracturas patológicas por ciertas afecciones que producen este tipo de lesiones naturalmente, lo cierto es que las personas pueden implementar diferentes métodos de cuidado y prevención para eludir este tipo de contusiones que generan un cuadro sintomatológico considerable.
Te aconsejamos practicar las siguientes recomendaciones sencillas y efectivas:
- Consume alimentos ricos en calcio, colágeno y vitamina D, regularmente: Pues, estas sustancias son fundamentales para conservar la salud de los huesos y fortalecer sus densidad.
- Realiza actividades físicas de manera moderada: Por medio de las prácticas deportivas, podrás promover el fortalecimiento de los huesos, tonificar los músculos y mejorar tu equilibrio. Esto, siempre y cuando, sean deportes con alto impacto para favorecer la estructura ósea (caminar, correr, bailar, levantar, pesas, etc.) y sin sobre esforzar al cuerpo.
- Adquiere hábitos de vida saludable: El hecho de tener una dieta sana y equilibrada, al igual que evitar el consumo de alcohol y tabaco, te permitirá evitar las fracturas óseas. Ya que, los hábitos dañinos tienden a reducir la densidad de los huesos, generar desorientación y volver los reflejos más lentos (sobre todo el consumo de alcohol).
- Utiliza un calzado adecuado para tus pies: También es esencial que las personas usen zapatos cómodos, de tacón bajo, con suelas de goma y antideslizantes para prevenir las caídas súbitas que desencadenan las fracturas.
- Equipamiento adecuado: Cuando desees practicar cualquier deporte, es importante que emplees el equipo de protección adecuado para prevenir lesiones. Ya sea casco, rodilleras, coderas, tobilleras, etc.
- Previene los accidentes: Si estás apresurado mientras conduces o caminas en la calle, ten en cuenta que es pertinente reducir la velocidad. Debido a que, los accidentes tienen más probabilidades de presentarse cuando las personas aceleran (tanto su movimiento al andar como también su automóvil).
- Evita accidentes en el hogar: En tu casa, asegúrate de mantener el suelo aptos para evitar accidentes. Para ello, es apropiado conservarlos libres de desorden, retirar las alfombras y cables sueltos, no usar cera resbaladiza, dejar los muebles en su sitio habitual, etc.
- Cuidado con las duchas: En los baños de tu hogar, es apropiado tener una alfombra de goma antideslizante en la ducha e instalar barras para sujetarse en las paredes del baño (al lado de la ducha, bañera e inodoro). Así, tendrás menos riesgos de resbalarte y fracturarte.
- Mantén tu casa limpia: En la cocina, se recomienda limpiar los derrames de comida enseguida que ocurran (u en cualquier área de la casa), así como también emplear alfombras antideslizantes en el piso cerca de la cocina y el fregadero, para prevenir caídas.
- Prepara tu casa: En las escaleras, para eludir las eventualidades repentinas, puedes optar por instalar pasamanos resistentes en ambos lados, marcar el escalón superior e inferior con cinta adhesiva brillante y mantener las escaleras bien iluminadas (con interruptores de luz en la parte superior e inferior).
- En los dormitorios, también es conveniente colocar interruptores de luz al alcance de tu cama (o una linterna con pilas, como mínimo) y levantarse lentamente cuando estés acostado o sentado sobre la cama. Esto ayudará a evitar accidentes caseros.
F.A.Q: Preguntas frecuentes
Respecto a las fracturas óseas, todavía siguen existiendo numerosas dudas tanto por parte de las personas que se interesan en prevenir estas lesiones, vamos a intentar resolverlas en los siguientes apartados:
Referencias
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