- ¿Qué es una fractura de tobillo y cómo se diagnostica?
- ¿Cuáles son los tipos de fracturas de los huesos del tobillo que hay?
- Mejores productos para fractura de tobillo
- ¿Cuáles son las causas y factores de riesgo de sufrir fracturas en el tobillo?
- Cuidados de primeros auxilios para tratar una fractura de tobillo
- Tratamientos más indicados en una fractura en el tobillo
- Rehabilitación después de una fractura del pie y tobillo
- Métodos de prevención para evitar la rotura de huesos en tobillo y pies
Una fractura consiste en la pérdida de continuidad de un hueso, generada por la quebradura de este. Aunque existen numerosos tipos de fracturas, ciertamente, uno de los más comunes en las salas de emergencia son las lesiones óseas que tienen lugar en el tobillo y suelen afectar los extremos distales de la tibia, el peroné o ambos huesos.
Normalmente, esta clase de fracturas son ocasionadas por un giro brusco o traumatismos en el tobillo. Para conocer más a fondo la patología, resulta interesante saber cómo se diagnostica, qué clasificación maneja, cuáles son sus causas, cómo se debe tratar y qué métodos de cuidado hay para eludirla.
¿Qué es una fractura de tobillo y cómo se diagnostica?
Si bien es cierto, una fractura de tobillo o "tobillo roto" hace referencia a una lesión que provoca la rotura de algún fragmento óseo situado en esta zona de las extremidades inferiores. Como consecuencia, produce dolor intenso inmediato y pulsátil, manifiesta una notable hinchazón, cambio de color en la piel o hematomas, deformidad, sensibilidad al tacto y dificultad para caminar o soportar peso.
Dado que el tobillo está compuesto por tres huesos vitales (el peroné, la tibia y el astrágalo) para el óptimo funcionamiento de la articulación, cualquiera de estos puede resultar afectado por la rotura ósea. Tomando en cuenta que, la conexión entre la tibia y el peroné (sujetos por una fuerte membrana fibrosa) y el anclaje de ambos al astrágalo, hace que las fracturas aisladas de uno de los huesos del tobillo no alteren la estabilidad ósea. Pero si la afección afecta en más de un hueso o impacta a otras estructuras, la severidad del caso incrementa de manera acentuada.
Las fracturas del tobillo tienden a perjudicar a uno de los maléolos, que es la pequeña prominencia ósea que está al final de la tibia o del peroné y funciona como un apoyo en la articulación del tobillo.
Entre dichos maléolos, se destacan:
- Maléolo medial (que pertenece a la tibia).
- Maléolos lateral o posterior (que corresponden al peroné).
En cuanto al diagnóstico de esta patología, además de los evidentes síntomas que presenta, el médico realizará para obtener el mayor detalle posible diferentes pruebas por imágenes que permitan ver el estado del hueso quebrado internamente.
Las pruebas de diagnóstico por imagen que se sugieren en la mayoría de los casos son las siguientes:
- Radiografías: Casi todas las roturas de tobillos pueden visualizarse a través de un examen de rayos X. Para esto, el técnico que realice la prueba tendrá que hacer tomas desde varios ángulos para poder obtener la mayor prolijidad posible y además, con el objetivo de que las imágenes del hueso afectado no se superpongan notablemente.
- Tomografía computarizada: Se trata de un tipo de prueba que también efectúa tomas con rayos X desde múltiples ángulos, y adicionalmente, combina las técnicas para lograr hacer imágenes transversales de las estructuras internas del cuerpo. Gracias a ello, revelan más detalles acerca del fragmento óseo afectado y los tejidos blandos que los rodean. Lo cual, medicamente, es determinante para proporcionar un tratamiento más efectivo.
- Gammagrafía ósea: Consiste en estudio en el que el técnico procede a inyectar una pequeña cantidad de material radiactivo en una vena y este, es atraído hacia los huesos del cuerpo, sobre todo, a aquellas porciones óseas que presentan daños. De tal forma, ayuda al médico a diagnosticar las fracturas que no se muestran en las radiografías. Por eso, si se trata de una fractura de tobillo por sobrecarga, permite detectarla porque se observa como puntos brillantes en el elemento resultante (esto no se obtiene con rayos X).
- Imágenes por resonancia magnética (RM): Hace referencia a una prueba que emplea ondas de radio junto con un poderoso campo magnético para elaborar imágenes mucho más minuciosas de los ligamentos que ayudan a mantener unidas las articulaciones y los huesos (en este caso, el tobillo). Como consecuencia, tiene la capacidad de revelar fracturas que no se observan en las radiografías, así como también logra mostrar los ligamentos y los huesos para descartar si también han sufrido un impacto a causa de la lesión.
¿Cuáles son los tipos de fracturas de los huesos del tobillo que hay?
En general, la clasificación de una fractura en el tobillo se basa en el tipo de hueso que resultó afectado y a raíz de esto, se determina la clase de lesión más específica que padece la persona.
La lesión más común de todas consiste en la fractura de peroné que, a su vez, se divide en los siguientes tipos de roturas según la clasificación de Weber:
- Tipo A: Es una fractura que se genera por la parte inferior de la membrana fibrosa (o sindesmosis) que conecta la tibia y el peroné. En este sentido, existe una afectación del peroné distal directamente y a causa de esto, es fundamental valorar el estado de la membrana. Puesto que, cuando se quiebra, los dos huesos se separan y genera más movilidad de lo habitual en el astrágalo (originando un dolor más severo).
- Tipo B: Hace referencia a una fractura que se califica como "transidermal" y de manera específica, se sitúa al nivel de la sindesmosis, justamente.
- Tipo C: En este caso, la lesión se ubica por encima de la membrana y con ello, desencadena una lesión en la cara interna o tibial de la pierna, por lo que provoca una notable inestabilidad. Si existe una fractura de peroné tipo C, se debe concretar qué clase es (porque existen dos subtipos): una fractura de la tibia o una afectación del ligamento deltoideo, al igual que un equivalente bimaleolar (no existe fractura, pero el ligamento ha sufrido daños).
Conocidas son las fracturas abiertas y fracturas cerradas y dependiendo de su localización, se dividen en los siguientes tipos:
- Fractura de la extremidad distal de la tibia: Es la más común de todas y pueden ser simple, bimaleolar o trimaleolar. En caso de que afecte a la extremidad distal de la tibia por encima de los maléolos, se distingue como "fracturas del pilón tibial".
- Fractura de la diáfisis tibial: Normalmente, es un tipo de fractura que se asocia con lesiones adicionales. Las cuales, se dividen como ligeras, moderadas y severas.
- Fractura de meseta tibial: Consiste en una rotura que produce la rotura de la extremidad proximal. Como consecuencia, así como influye en la estabilidad y el movimiento del tobillo, también afecta la articulación de la rodilla.
Para fracturas de astrágalo la clasificación de Hawkins comprende los siguientes tipos:
- Tipo I: Una lesión no desplazada.
- Tipo II: Asociada a subluxación o luxación subastragalina.
- Tipo III: Referida a una luxación subastragalina y del tobillo.
- Tipo IV: Lesión de tipo III vinculada con la subluxación o luxación astragalonavicular.
Finalmente, en lo que respecta a la fractura ósea de tobillo en términos globales, los tipos de lesiones más comunes son estos:
- Fractura desplazada: Consiste en una afección en la cual las porciones óseas se desplazan y como consecuencia, se mueven de su ubicación anatómica normal. Por ende, presentan un desalineamiento.
- Fractura no desplazada: A diferencia de lo anterior, se basa en una lesión en la que los fragmentos de hueso se mantienen en su sitio anatómico, es decir que, no sufren un desplazamiento.
- Fractura abierta: En este caso, los fragmentos óseos impactados por la lesión, rompen la piel y quedan expuestos al medio ambiente. Debido al riesgo de infección, se califican como fracturas de gran urgencia.
- Fractura transversal: Es aquella en la cual el trazo de fractura muestra una línea horizontal que forma una perpendicularidad con el eje de la tibia.
- Fractura espiroidea: Hace referencia a un tipo de quebradura que, como resultado, manifiesta un trazo de fractura en forma de espiral. Generalmente, es producida por una fuerza de torsión.
- Fractura oblicua: Se trata de una clase de fractura que posee un patrón angular. Además, se considera típicamente inestable.
- Fractura conminuta: Es una fractura que se caracteriza por dividir el hueso afectado en más de dos fragmentos. Como consecuencia, también es muy inestable.
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¿Cuáles son las causas y factores de riesgo de sufrir fracturas en el tobillo?
Si bien es cierto, los motivos de una fractura en el tobillo varían. Ya que, es una rotura de hueso que puede desencadenarse por numerosas razones o factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir este tipo de lesiones en el tobillo.
Aquí especificamos las causas más comunes de una rotura que interviene en uno o varios fragmentos óseos del tobillo:
- Las caídas: Ya sea tropezarse y caerse al suelo bruscamente o aterrizar de pies después de saltar desde una altura considerable, por ejemplo.
- Los golpes o traumatismos directos en el tobillo, también desencadenan fuertes lesiones y entre ellas, la más común, es una fractura ósea.
- Una afección de esta categoría es resultado de una lesión por torsión o bien, una torcedura de tobillo.
- Resbalones o cualquier accidente que una persona sufre al caminar o correr y pisar mal el suelo, son otras de las causas que provocan una lesión por torsión y como consecuencia, quiebra algún hueso del tobillo.
- Si un individuo experimenta un accidente de tráfico, ya sea en automóvil o moto; es muy probable que padezca una fractura en el tobillo. Dado que, es una de las lesiones por aplastamiento más frecuentes durante estas eventualidades.
- La osteoporosis u otras patologías que disminuyen la densidad ósea o debilitan los huesos directamente, también incrementan las posibilidades de lesionarte los huesos del tobillo.
- Las prácticas de deportes de alto impacto: Ya sea en gimnasia, baloncesto, fútbol americano, tenis, etc. Pues, tienden a generar sobrecarga, lesiones por torsión o impactos directos.
- Si haces ejercicios e incrementas el nivel de actividad (en términos de frecuencia, duración o intensidad) de manera repentina, también es posible que se desencadene una fractura por sobrecarga en el área del tobillo.
- Los movimientos inadecuados durante una actividad física, el uso de técnicas de forma errónea o el empleo de equipos deportivos contraindicados, son factores de riesgo que favorecen las caídas y las fracturas por sobrecarga. Lo cual, muy comúnmente, genera rotura en los huesos de las extremidades inferiores.
- Los malos hábitos, tales como: fumar, beber alcohol y tener una dieta inadecuada; eleva el riesgo de sufrir una fractura ósea en el tobillo. Ya sea por el desarrollo de osteoporosis, la pérdida de hueso o el debilitamiento de estas estructuras.
- La edad es una causa de este tipo de lesiones: Dado que, con el pasar de los años, los huesos presentan una mayor debilidad y fragilidad, por lo que son propensos a quebrarse fácilmente.
Cuidados de primeros auxilios para tratar una fractura de tobillo
Para tratar una fractura de tobillo, lo más importante es solicitar ayuda médica capacitada para socorrer a la persona que ha sufrido la lesión. También se considera fundamental que el mismo paciente o las personas que intentan auxiliarlo, tengan en una una serie de pasos a seguir para evitar que la severidad de la lesión incremente notablemente y de esa manera, resguardar la salud de la persona accidentada.
Los siguientes cuidados de primeros auxilios son:
- Inmovilizar el tobillo del paciente: Primero que todo, es vital inmovilizar rápidamente el tobillo y pie de la persona afectada con botas plásticas removibles, con cualquier otro elemento que permita mantener estática la zona que ha resultado lesionada y alentando al paciente a dejar quieta la articulación. Gracias a esto, será posible limitar el dolor y las molestias que se producen por la afección, al igual que, prevenir que la fractura se agrave más.
- No es recomendable tratar de alinear el hueso roto: Otra forma de evitar que la fractura ósea alcance un mayor nivel de gravedad, consiste en dejar el hueso quebrado tal y como se encuentre tras sufrir el impacto. Es decir que, no resulta apropiado alinearlo, empujarlo hacia adentro y ni siquiera tocarlo. De ese modo, incluso, será factible eludir una infección ósea, si se trata de una fractura abierta en la que el extremo del hueso sobresale por medio de la piel.
- Supervisar los signos vitales del individuo: También es conveniente vigilar las constantes vitales que son indicadores que informan sobre el estado de salud de un paciente. Así, en la medida de lo posible, las personas que intentan ayudarla pueden tomar su pulso, medir la frecuencia respiratoria, presión y tensión arterial, temperatura y bien, corroborar que se encuentra en un estado consciente. Vale la pena evitar que cierre los ojos o se duerma.
- Controlar o calmar el nerviosismo del paciente: Por el impacto y el dolor, es probable que el paciente manifieste un estado de choque y nerviosismo, lo cual puede empeorar la condición del hueso quebrado y aumentar su dolor. Por ende, es fundamental ayudarlo a calmarse y relajarse, para fomentar su estabilidad, mientras puede recibir atención médica.
- Evitar que consuma líquidos, alimentos o cualquier medicación: No es apropiado que una persona fracturada consuma alimentos, beba algún liquido y mucho menos, se automedique después de experimentar la lesión, para tratar de atenuar el cuadro sintomatológico que padece. Tomando en cuenta que, esto último, puede generar peligrosos efectos colaterales que motiven otras patologías y empeoren la salud del paciente.
- Aplicar compresas frías en el área fracturada: Otra manera de socorrer a una persona fracturada, se refiere a colocar compresas frías sobre el tobillo. En vista de que, el frío tiene propiedades que proporcionan un efecto analgésico, antiinflamatorio y relajante. Valorando que, es contraproducente hacerlo con hielo directamente sobre la piel porque podría causarle quemaduras.
Tratamientos más indicados en una fractura en el tobillo
Según el diagnóstico definido por el especialista médico, será posible recetar el tratamiento más indicado para mejorar la fractura producida en el tobillo y agilizar el proceso de rehabilitación del paciente. Destacando que, el objetivo principal del procedimiento a seguir es que la persona pueda volver a caminar con normalidad.
El régimen clínico a seguir para tratar la lesión dependerá de si existe desplazamiento de los fragmentos óseos quebrados o no. Si hay desplazamiento óseo en el tobillo, será necesario realizar una intervención quirúrgica para restituir la forma inerte del hueso y proveerle su función habitual.
De forma general hay dos tipos de tratamientos:
- Tratamiento conservador: Es el que se utiliza cuando no existe desplazamiento óseo en la zona del tobillo. El cual, básicamente, inicia con medicación y supervisión médica durante una semana para disminuir la inflamación y a partir de esto, poder examinar que no exista desplazamiento. Por tanto, si no revela un desprendimiento, se mantiene el tratamiento conservador apoyado en la inmovilización del tobillo con la aplicación de una férula de yeso o un botín de yeso por 6 u 8 semanas, aproximadamente. Durante este tipo, deberá usar muletas y someterse a un tratamiento fisioterapéutico, además, su evolución dependerá de la edad y la calidad ósea que presente.
- Tratamiento quirúrgico: En caso de que haya desplazamiento de hueso, se requiere practicar una cirugía para colocar las partes de hueso en su sitio y de tal manera, restablecer el trabajo que debe realizar el tobillo. Esto, puede efectuarse por medio de tornillos, una placa de metal con tornillos o una varilla implantada en la mitad inferior del hueso, para así darle estabilidad al mismo. Una vez desaparezca la inestabilidad y la fractura se haya curado (hasta que cicatrice la membrana), es posible extraer estos materiales de la parte interior del tobillo (sobre todo, si se sobresalen o provocan dolor).
Rehabilitación después de una fractura del pie y tobillo
Después de cualquier tratamiento, es esencial que el paciente cumpla con un proceso de rehabilitación que resulte efectivo para la cura del tobillo fracturado. Durante el postratamiento o posoperatorio, se establecerán diferentes prácticas de terapia física que ayuden a ganar movilidad, equilibrio, fuerza en el pie y propiocepción.
Los diferentes ejercicios de rehabilitación de una fractura de hueso del tobillo son:
- Ejercicios de movilización: Reúnen una serie de prácticas programadas que han sido diseñadas para poder mover todas las articulaciones del tobillo de forma activa. Las cuales, se deben realizar con la mayor amplitud posible de movimiento y permiten restituir el funcionamiento regular del tobillo.
- Ejercicios de potenciación: Básicamente, están orientados a acondicionar la musculatura del tobillo con el objetivo de estimular la capacidad de movimientos propios por parte del mismo y agilizar su correcta vinculación con la extremidad inferior. Por ende, también favorecen la movilidad.
- Ejercicios de resistencia: Son indicados para fortalecer los músculos cercanos a la articulación del tobillo, al igual que, para dar un mejor soporte e incrementar el nivel de fuerza que exhibe el tobillo. En especial, para poder soportar el peso corporal de la persona.
- Ejercicios de estiramiento: Hacen referencia a ciertos entrenamientos que se efectúan para elongar las estructuras músculo-tendinosas. Los cuales, también tienden a optimizar la movilidad del tobillo, mientras se respete la amplitud articular sin realizarlos de forma brusca o provocar dolor en la zona.
- Ejercicios de propiocepción o reeducación: A partir de esta clase de ejercicios, los pacientes podrán adquirir una adecuada estabilización de su tobillo. Tomando en cuenta que, se caracterizan por garantizar el correcto funcionamiento del sistema locomotor, mejorar la marcha y el equilibrio, al igual que evitar problemas o lesiones posturales.
Métodos de prevención para evitar la rotura de huesos en tobillo y pies
Aunque en muchos casos, las roturas óseas en el tobillo son originadas por un accidente que es imposible de evitar; en realidad, existen muchos métodos de prevención para eludir otras eventualidades que presenten riesgos de padecer esta clase de patología.
Las siguientes indicaciones son de gran ayuda para prevenir una fractura de tobillo:
- Haz ejercicio físico de forma constante y paulatina: Por naturaleza, el deporte es capaz de aumentar la cantidad de hueso, fortalecer los músculos y estimular la salud articular. Por ello, se recomienda hacer ejercicios constantemente para reducir los factores de riesgo de sufrir una rotura ósea. Valorando que, es apropiado hacerlo de manera gradual porque el entrenamiento excesivo suele provocar lesiones que quiebran los huesos.
- Refuerza los músculos de los tobillos: Si has comprado que eres propenso a torcerte el tobillo, te recomendamos visitar a un médico especializado en el área que estudie tu caso y asimismo, te sugiera diferentes ejercicios útiles para reforzar los músculos que sostienen el tobillo. De tal modo, podrás eludir una fractura de hueso.
- Opta por realizar entrenamientos alternados: El hecho de permutar o relevar las actividades deportivas, ayuda a prevenir las fracturas por sobrecarga que rompen los huesos súbitamente. En este caso, se recomienda caminar, correr, nadar y andar bicicleta, por turnos.
- Utiliza el calzado adecuado: A la hora de practicar deportes, es esencial que emplees zapatos que sean convenientes para ciertas destrezas, se acoplen a tus pies perfectamente e incluso, si es posible, que tengan una suela antideslizante. De tal forma, es más sencillo prevenir las caídas que originan las fracturas. Asimismo, es apropiado reemplazar el calzado deportivo periódicamente (en especial, si muestran un desgaste irregular) y emplear zapatos de tacón alto sin exceso (o de forma ocasional).
- No olvides usar el equipo de protección conveniente: Para evitar fuertes golpes o traumatismos en los tobillos provoquen la rotura de sus huesos, también es sustancial usar un equipo de protección durante las actividades deportivas, especialmente, si son de alto riesgo. En este caso, asegúrate de emplear tobilleras de compresión o vendajes aptos para la zona.
- Ten una dieta saludable y balanceada: Otra fórmula efectiva para prevenir las fracturas de tobillo, consiste en ingerir alimentos sanos y equilibrados para que el organismo revela un óptimo funcionamiento. De la misma manera, se recomienda tener una dieta con alto contenido de calcio y vitamina D, porque estas sustancias apoyan el desarrollo de la fuerza ósea y evitan que exista debilidad en los huesos. Lo cual, es posible complementarlo con suplementos nutritivos que aportan sus propiedades.
- Evita los hábitos perjudiciales para la salud: Así como es idóneo prevenir el sedentarismo y los trastornos alimenticios, también es relevante dejar de fumar y beber alcohol. Puesto que, el tabaco favorece la manifestación de la osteoporosis y el alcohol causa la pérdida de hueso, además de que facilita las caídas y los accidentes de tráfico. Por ello, se califican como prácticas nocivas que motivan las fracturas en los huesos.
- Mantén despejado el suelo de tu casa: Para poder eludir las caídas que suscitan los accidentes domésticos, se recomienda conservar el piso completamente acondicionado para caminar sin riesgos a tropezarse. Para esto, debes cerciorarte de mantenerlo libre de desorden, al igual que, dejar de usar cera resbaladiza cuando se haga limpieza, retirar los cables sueltos y las alfombras movedizas, dejar los muebles u objetos decorativos en su sitio habitual, etc.
- Apóyate de los pasamanos para subir o bajar escaleras: Es apropiado tomarse de las barandas que hay a cada lado de las escaleras, cuando subas o bajas de estas para prevenir las caídas. Aparte, si tienes gradas en tu hogar, asegúrate de instalar interruptores de luz para contar con una buena iluminación en ellas, coloca pasamanos en ambos lados (si no los tiene) y pega cinta adhesiva brillante en los escalones para diferenciarlos más rápida y fácilmente.
- Usa alfombras antideslizantes en el área de la cocina: Se recomienda colocar alfombras que prevengan las caídas, tanto cerca de la cocina como también del fregadero. Aparte de ello, es oportuno limpiar los derrames de líquido o comida una vez ocurran para no sufrir eventualidades que propicien las fracturas de huesos en el tobillo (esto tienes que aplicarlo en cualquier parte de la casa).
- Previene las caídas en los baños: Muchas personas suelen sufrir impactos en el tobillo por caídas producidas en la ducha y es por ello que, se aconseja colocar alfombras de goma que sean antideslizantes y utilizar zapatillas de baño que evitan deslizamientos sobre superficies resbaladizas. Incluso, también es pertinente instalar barras en las paredes del baño para sujetarse.
- Implementa recomendaciones de seguridad en actividades al aire libre: En otros sitios fuera de tu casa, es importante que practiques lo siguiente: Camina con total precaución en edificios con pisos de mármol o baldosas muy pulidas, utiliza un bastón o andador si lo requieres, anda con zapatos de tacón bajo y suelas de goma, mantén tus manos libres, evita caminar por lugares oscuros o con poca iluminación y ten mucho cuidado al conducir o manejar una bicicleta.
Referencias
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