- ¿Qué es la termoterapia y para qué se usa en fisioterapia?
- ¿Cuáles son los beneficiosos y efectos fisiológicos positivos de aplicar calor para la salud?
- ¿Cuáles son los mejores métodos para usar la termoterapia para recuperación de lesiones?
- ¿Cuáles son los tipos de termoterapia que existen?
- ¿Cuáles son las indicaciones y contraindicaciones de aplicar calor?
- Termoterapia y crioterapia; ¿Cuáles son las ventajas de usar juntas estas terapias?
- F.A.Q: Preguntas frecuentes
Hay ocasiones en la que nos ha dolido algo o incluso simplemente nos hemos encontrado algo mal y nos han recomendado tomar algo caliente o ponernos calor. ¿Nunca te ha pasado? La termoterapia es precisamente esto, el uso del calor para lograr algún beneficio.
Actualmente se utiliza en medicina y, curiosamente, también en estética y la hay de varios tipos según su aplicación. Te lo descubrimos junto a otras cuestiones básicas como cómo es su realización o, por supuesto, los beneficios que comporta.
¿Qué es la termoterapia y para qué se usa en fisioterapia?
La definición más sencilla de la termoterapia es el "tratamiento de dolencias mediante la aplicación de calor". Pero, en efecto, en la actualidad, y como ya hemos adelantado, esta también se usa con fines estéticos.
En cualquier caso, el procedimiento es similar: recibir calor en una zona concreta o de manera general para conseguir un beneficio.
Estos son muchísimos y van a depender del tipo de terapia de calor que usemos, de su duración, etc. Lo que sí podemos adelantar es que los hay desde una simple ayuda para que nos sea más fácil dormir hasta, por ejemplo, la facilidad para volver a caminar tras un accidente.
Y es que el calor actúa en nuestro organismo de diferentes maneras. Hay cosas que se aplican siempre y otras que dependen, como hemos dicho, de circunstancias que podemos modificar como materiales, tipo de exposición, características personales...
La termoterapia es un tipo de actuación que se vale del calor para mejorar la condición de nuestro organismo, generalmente después de haber sufrido algún percance como puede ser haber hecho un mal movimiento, haber tenido un accidente, lesionarnos, etc.
En cualquier caso, en los siguientes puntos vamos a ir viendo detalladamente cómo actúa el calor en nuestro cuerpo y todos los supuestos en los que este es beneficioso para nosotros (así como cuando no lo es, que también es importante saberlo).
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¿Cuáles son los beneficiosos y efectos fisiológicos positivos de aplicar calor para la salud?
Es lógico pensar que si esta se utiliza por fisioterapeutas y está recomendada por médicos es porque debe ofrecer efectos más que interesantes. Si generalizamos, estos se clasifican en tres:
- Presión arterial más baja: Las altas temperaturas afectan rápidamente al corazón, que actúa, de manera refleja, reduciendo la presión.
- Vasodilatación: Los vasos capilares de la zona en la que ponemos calor van a extenderse, ensancharse, aumentando el flujo sanguíneo. Esto tiene un efecto energético, limpia la sangre y le aporta nuevos nutrientes.
- Sedación: Aplicado durante bastante tiempo, es capaz de conseguir un efecto sedante sobre nosotros, el cual puede venirnos bien en cantidad de situaciones como fatiga, dolor o rigidez muscular, estrés, dificultad para dormir...
Con estas tres "simples" acciones se consigue mucho más de lo que puedas imaginar. Más adelante veremos, por supuesto, todos los casos, de manera específica, en los que aplicarse calor tiene efectos positivos, que son muchos.
¿Cuáles son los mejores métodos para usar la termoterapia para recuperación de lesiones?
Los métodos de aplicación de calor que puedes encontrar a día de hoy son bastante variados. Todos tienen sus pros y sus contras y, por supuesto, se indican, o no, en unas y otras situaciones. Veamos los más usados y beneficiosos.
Métodos de termoterapia conductivos
La conducción permite que el calor pase de superficie a superficie por contacto. Para ello, los sólidos son lo ideal. Entre ellos, los que más se utilizan tanto por su económico precio como por sus resultados y su facilidad de uso son:
- Sacos térmicos: Naturales, totalmente seguros y se calientan en microondas. El saco hace de propio elemento protector pues lo que se calientan son las semillas.
- Almohadillas eléctricas: Se enchufan a la luz y se van calentando hasta alcanzar la temperatura regulada en su fabricación. Recuerda elegir un modelo que cubra por completo las resistencias y partes que se calientan. En terapias, directamente se cubren con telas húmedas.
- Mantas eléctricas: Se mantienen enchufadas a la corriente eléctrica para que funcionen. Generalmente podemos elegir temperatura así como otras opciones como tiempo de irradiación o zonas a calentar.
- Botellas de agua caliente: De uso básicamente doméstico. Una bolsa de goma que llenamos con agua a unos 48º y que colocamos directa o indirectamente.
- Bolsas químicas (crackpacks o hotpacks): Tienen gel silicato, bentonita o similar.
- Compresas químicas: Iguales a las anteriores pero en formato compresa. Dos químicos se mezclan y se produce el aumento de temperatura.
- Baños: Pueden ser de agua caliente pero si vas a un experto podrás disfrutar de modalidades como los de parafina, líquida, o con fango, como emplastos.
- Compresas: Calentadas al vapor y centrifugadas. Especialmente indicadas para espasmos.
Métodos de termoterapia convectivos
La convección hace que el calor lo recibamos en forma de gas. Son muchas menos las opciones pero más propias de espacios terapéuticos y, por supuesto, más útiles si tenemos que trabajar sobre todo el cuerpo. Serían:
- Cabinas de aire húmedo y baños romanos: Estas te mantienen en un ambiente o entorno de alta humedad relativa pero que no incomoda ni apenas se nota, pudiendo realizar sesiones bastante largas en ellas.
- Saunas finlandesas de aire seco: Las altas temperaturas que se consiguen se dan a partir de estufas eléctricas y piedras basálticas. Es muy importante regular el tiempo que pasamos dentro, pues se trata de un espacio muy caliente, no apto en muchos de los casos que veremos después como contraindicados.
Métodos de termoterapia por radiación
Por último, tenemos lo que sería la aplicación de calor por radiación. Puede que sea menos escuchada pero también se da en ambientes profesionales. De hecho, debe realizarse por un experto en la materia. El calor es trasportado en el vacío reflejándose y absorbiéndose en espacios según su color.
La termoterapia radiactiva se realiza con infrarrojos o microondas, ambos con aparatología profesional. Las sesiones pueden ofrecer resultados muy diferentes a los esperados. Por este motivo, debe llevarse un seguimiento constante por parte de un profesional, que irá revisando sesiones y cualquier parámetro modificable en función de los avances.
¿Cuáles son los tipos de termoterapia que existen?
Como casi cualquier acción que repercuta sobre nuestro organismo, podemos encontrar diferentes tipos de termoterapia. Ojo a estos porque es esencial conocer esta clasificación a la hora de elegir nuestro tratamiento con calor.
En este caso haremos una clasificación doble. Por un lado, consideraremos en nivel de efectividad (superficial y profunda) y, por otro, su objetivo (médico o estético).
Superficial
La termoterapia superficial es la que prácticamente todos recibimos cuando tenemos cólicos, dolores leves o medios, nos hemos lesionado, etc. Como indica su nombre, es la que se aplica y tiene efecto de manera superficial, hasta a un centímetro de la parte externa de nuestra piel.
Algunos ejemplos son:
- Los sacos de microondas.
- Los hotpacks.
- Los baños de lodo.
- Las sesiones de lámparas de infrarrojos.
Esto es, se puede dar por convección, conducción o conversión.
Profunda
La termoterapia profunda se da únicamente por conversión, actuando entre los tres y los cinco centímetros de profundidad en nuestro organismo y siendo, por supuesto, mucho más invasiva.
Ejemplos de ello son:
- El ultrasonido.
- La onda corta.
- La microonda.
- La diatermia.
Médica
Es aquella práctica que busca conseguir resultados a nivel médico. Con esto nos referimos a ponernos calor en el cuerpo para curarnos o mejorar algún problema o patología, ya sea de carácter temporal o crónico.
Por supuesto, es la que recibimos por parte de fisioterapeutas o, directamente, en centros médicos. Hablaríamos de ponernos una bolsa de agua en el cuello si somos oficinistas y continuamente nos mantenemos sentados frente a un ordenador, el alivio de un dolor menstrual o la renovación de nutrientes de nuestros tejidos por mayor caudal sanguíneo.
Estética
Actualmente, encontramos que este recurso también es utilizado en estética para conseguir algunos resultados visuales de manera poco invasiva. Por ejemplo, un caso sería el de la estimulación del metabolismo lipídico, es decir, el de las grasas. Otro caso sería el de los peelings con envolturas, que realizan una limpieza profunda y total de la dermis.
¿Cuáles son las indicaciones y contraindicaciones de aplicar calor?
Ya hemos adelantado que hay una enorme cantidad de ocasiones en la que ponernos calor o incluso sumergirnos en él está indicado para mejorar nuestro estado a diferentes niveles.
Indicaciones
Estos son los casos en los que la termoterapia te ayudará:
- Dolor (es analgésico) tanto físico como de cabeza, de los órganos, menstrual etc.
- Constricción, hipertonía, rigidez y tendinitis (nutre y oxigena con un mayor torrente sanguíneo).
- Contusiones y otras lesiones que se mantienen después de tres días.
- Espasmos (analgesia y sedación) y actos reflejos involuntarios.
- Defensas bajas (los tejidos reciben más elementos defensivos).
- Retención de líquidos, edemas y similar (favorece el drenaje).
- Inflamación crónica.
- Bursitis.
- Enfermedades reumáticas como la fibromialgia.
- Enfermedades músculo-esqueléticas.
- Atrofia celular y tisular y distrofias (regenera células y tejidos).
- Disfunciones motoras.
Contraindicaciones
Nunca hagas termoterapia por tu cuenta si tienes los siguientes padecimientos:
- Cardiopatía.
- Antecedentes de episodios de anticoagulación o propensión a ello.
- Glaucoma.
- Neoplasia.
- Cualquier proceso infeccioso.
- Heridas abiertas.
- Hipotensión severa.
- Insuficiencia hepática.
- Inflamaciones agudas (recién ocurridas o bien si no remiten con los días). En este caso se recurre al método contrario, la crioterapia.
- Padecimiento actual de una patología dérmica temporal.
- Problemas relacionados con el colágeno.
- Sensibilidad táctil alterada.
- Problemas renales.
- Insomnio suave.
- Embarazo (sobre el vientre).
- Si tienes algún instrumento metálico incrustado.
Siempre consulta con un especialista para decidir si esta terapia podría resultar beneficiosa y compatible con tu problema y, según la circunstancia, determinar el modo de hacerlo (temperatura, tiempo de exposición, ejercicios, cese de toma de medicamentos, otras particularidades...).
Efectos secundarios
Además, hay que tener siempre presente que pueden darse algunos efectos secundarios:
- Quemaduras y/o heridas.
- Somnolencia.
- Mareo.
- Dolor.
- Sensibilidad alterada o irritabilidad.
- Isquemia.
- Mayor inflamación.
- Fiebre si padecemos enfermedades en las que esta es síntoma.
Termoterapia y crioterapia; ¿Cuáles son las ventajas de usar juntas estas terapias?
De manera similar pero contraria tenemos la crioterapia, que es la aplicación, en este caso, de frío, para paliar algunos males. Estas se pueden aplicar juntas en la misma sesión en algunas ocasiones, por supuesto, cuando no existan contraindicaciones, obteniendo unos excelentes resultados.
- Tejidos renovados: El calor favorece la irrigación y, con ello, la llegada de oxígeno y nutrientes. El frío, por su parte, es capaz de retirar todo tipo de toxinas y otros residuos. Así, conseguidos una limpieza y renovación de los tejidos, que ganan en calidad. Para que esto ocurra las aplicaciones de frío/calor deben alternarse varias veces, obteniendo nutrientes y desechando material sobrante.
- Flexibilidad capilar: Las dos terapias tienen efectos contrarios en los vasos capilares. Al ir alternándolas, lo que hacemos es trabajar sobre estos, expandiéndolos y constriñéndolos. Estos ejercita esos finos tejidos, lo que supone que estén mejor preparados tanto para llevar un mayor torrente de sangre como para afrontar algún problema como pueda ser una acumulación o espesado de la sangre.
- Puesta en marcha de los sistemas muscular, articular y nervioso: Lo anterior, ambos puntos, supone que sea más fácil y menos doloroso poner en marcha nuestros sistemas, especialmente si han estado demasiado tiempo atrofiados o en reposo.
- Dolores con foco: El frío reduce el dolor al adormecer los nervios que están mandando señales dolorosas al cerebro (especialmente en el caso de la cefalea). Estas no alcanzan a llegar o lo hacen muy pocas o más levemente. El calor, después, permitirá que normalicemos riego, oxigenación y temperatura.
- Reuma: Siendo su principal síntoma el dolor, tanto el frío como el calor nos benefician si lo padecemos. La aplicación conjunta, además de trabajar sobre este, nos permite aprovechar de muchas de las cosas que ya hemos visto.
También puedes hacer uso de la crioterapia en primer lugar tras una lesión, pues calmará los síntomas primeros. Tras ello, pasar a aplicarte calor para paliar los síntomas restantes de los días siguientes. Generalmente se aconseja usar frío los 2 o 3 primeros días y, a partir de aquí, comenzar con el calor (siempre que la inflamación no sea muy evidente ni la zona esté roja o caliente).
F.A.Q: Preguntas frecuentes
Referencias
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