Las lesiones deportivas de tobillo en el voleibol no son nada excepcionales. De hecho, se producen con frecuencia, especialmente los esguinces de tobillo. Los repetitivos saltos y desplazamientos laterales asociados a este deporte son los principales responsables.
En esta oportunidad te traemos una lista de las lesiones de tobillo más frecuentes en el vóley. Quédate con nosotros y conocerás en qué consiste cada una de ellas y por qué se originan en este deporte. Además, te enseñaremos a tratar estas afecciones con el método PRICE. ¡Vamos allá!
¿Cuáles son los tipos de lesiones de tobillo más comunes cuando jugamos al voleibol?
Las lesiones deportivas de tobillo comunes en voleibol pueden dividirse en dos categorías: traumáticas y de uso excesivo. Del primer grupo las más frecuentes son los esguince de tobillo, sin lugar dudas. Del segundo, se destacan las fracturas por estrés de los huesos que conforman esta articulación (tibia, peroné y astrágalo).
Los saltos y desplazamientos de lado a lado que realizan los voleibolistas sobre la cancha son los principales factores de riesgo de estas lesiones en estos atletas. El efecto de estos movimientos es más significativo cuando se realizan en terrenos duros. Por eso estas afecciones se presentan más en vóley de cancha que de playa, aunque en este último también suelen suceder.
Las lesiones deportivas de tobillo más comunes en voleibol son:
Esguinces de tobillo
Se considera la lesión aguda de tobillo más frecuente en el vóley. Consiste en el estiramiento o desgarro (total o parcial) de los ligamentos presentes en esta articulación. En la mayoría de los casos se trata de un esguince de tobillo por inversión, en el que resultan dañados los ligamentos laterales externos principalmente.
Ocurren por un traumatismo que fuerza al tobillo fuera de su posición. Suele presentarse en el vóley debido a una supinación forzada del pie, generalmente cuando un jugador cae sobre el pie de otro. Esto pasa sobre todo durante los bloqueos o remates en la red. Los síntomas asociados son: Dolor, sensibilidad, hinchazón, hematomas, reducción del rango de movimiento, inestabilidad y crepitar.
Fractura por estrés del tobillo
En general, una fractura por estrés es una pequeña rotura o grieta en un hueso. Es causada comúnmente por uso excesivo, debido a la aplicación repetida de una fuerza de intensidad leve o moderada. Aunque también puede ser ocasionada por enfermedades óseas preexistentes como la osteoporosis.
Se presenta frecuentemente en el pie y la zona inferior de la pierna, en donde se apoya el peso del cuerpo. Por su parte, los huesos que conforman la articulación del tobillo (tibia, peroné y astrágalo) son propensos a sufrir este tipo de fracturas. En general, esta lesión causa un dolor local que empeora durante actividades que ejerzan presión sobre el hueso afectado. También puede presentarse hinchazón, sensibilidad y hematoma en la zona.
Disfunción del tendón tibial posterior (PTTD)
Sucede cuando el tendón tibial posterior no puede cumplir sus funciones satisfactoriamente debido a algún cambio o lesión sobre él. Este tendón conecta al músculo del mismo nombre que se origina en la pantorrilla con varios huesos del pie, pasando por el lado interno del tobillo. Es vital en la estructura y mecánica del pie, sobre todo porque otorga soporte al arco plantar.
El PTTD es un trastorno originado principalmente por sobreuso. Por ende, practicar deportes que impliquen saltar y correr repetidamente se considera un factor de riesgo de esta afección. En general, los síntomas incluyen: dolor en la parte interna del pie y tobillo, aplanamiento del arco plantar y tobillo doblado hacia adentro. También puede presentarse inflamación en el área.
Tendinitis del tendón de Aquiles
Radica en la inflamación del tendón de Aquiles, una banda de tejido conectivo que une músculos de la pantorrilla con el hueso del talón (calcáneo). Aunque no es una lesión del tobillo como tal, su sintomatología se produce en el área cercana. Se caracteriza por un dolor a lo largo de este tendón, generalmente desencadenado por el movimiento (correr, saltar y demás). Igualmente se puede presentar rigidez en esta zona.
El tendón de Aquiles puede inflamarse al ser sometido a tensiones repetitivas o intensas. Los saltos y desplazamientos frecuentes en vóley son fundamentales en la etiología de esta lesión en los voleibolistas. Si esta afección no se trata a tiempo el tendón podría desgarrarse.
Apofisitis del calcáneo
También conocida como enfermedad de server, consiste en la inflamación del cartílago de crecimiento del calcáneo (hueso del talón). No es una lesión del tobillo en sí, pero se produce en el área cercana. Se caracteriza por ocasionar un dolor en la parte posterior, lateral y/o inferior del talón, que generalmente empeora con movimientos como caminar, correr y saltar. Puede presentarse en uno o en ambos pies.
Esta lesión es generada principalmente por la tensión repetitiva o excesiva ejercida sobre el calcáneo. También suele asociarse a un crecimiento acelerado de este hueso respecto a los músculos y tendones adyacentes, que puede crear una mayor tensión en el área. Así, es frecuente en deportes que impliquen saltar o correr, incluyendo al voleibol. Cabe destacar que afecta principalmente a pacientes de entre 8 y 14 años de edad, pues el calcáneo está en desarrollo hasta los 14 años.
Fascitis plantar
Si bien esta no es una lesión del tobillo como tal, se presenta en una zona del pie cercana y es muy común en voleibol. Consiste en la inflamación de la fascia plantar, un tejido conectivo ubicado en la planta del pie. Este conecta al calcáneo con los dedos dando soporte al arco.
La fascitis plantar se considera una lesión por sobreuso, aunque muchas veces no se encuentra una causa directa de su aparición. Se caracteriza por un dolor punzante en el talón, que suele manifestarse frecuentemente al despertar por la mañana.
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¿Cómo aplicar el método RICE para tratar las lesiones de tobillo en el voleibol?
El protocolo de atención médica RICE es ideal para tratar lesiones deportivas de tobillo en voleibol, sobre todo durante la etapa temprana. La verdad es muy sencillo de aplicar, solo debes seguir una serie de pasos. Estos son: reposo (rest), hielo (ice), compresión (compression) y elevación (elevation). Existe otro método similar pero menos conocido, el protocolo PRICE, que realmente es una actualización del RICE. Y es que anexa un nuevo paso: protección (protection).
A continuación, te explicamos cómo aplicar el método PRICE a lesiones de tobillo comunes en vóley:
- Protección: Esta etapa consiste básicamente en la protección del tobillo. Implica suspender la actividad deportiva de inmediato antes de que surja un daño superior. Además, es importante evitar los movimientos que sean perjudiciales, por ende, se recomienda el uso de una tobillera o inmovilizador similar.
- Reposo: En este paso debes reposar el tobillo por un lapso de 48 horas aproximadamente. Ten presente que es necesario realizar movimientos no lesivos o se producirá rigidez en esta articulación.
- Hielo: Posteriormente debes aplicar crioterapia en el tobillo para reducir el dolor y la inflamación. Esto puedes hacerlo con ayuda de una compresa enfriada a una temperatura de entre 10 y 20 °C. Solo colócala sobre la lesión durante 20 minutos, unas 6 u 8 veces diarias.
- Compresión: Comprimir el tobillo ayudará a proporcionar mayor estabilidad y firmeza. Además, promoverá la circulación, ayudando significativamente a disminuir la hinchazón. En este paso, lo usual es vendar el tobillo con un tejido flexible que permita los movimientos seguros. Ten cuidado, recuerda que si aprietas demasiado podrías cortar la circulación.
- Elevación: En este paso debes elevar el tobillo a un nivel por encima del corazón. Para ello puedes apoyarlo sobre una almohada o superficie acolchada. De esta forma promoverás la desinflamación y el alivio del dolor.
Referencias
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